viernes, marzo 29, 2024
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He conocido a Monedero

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Sin que sirva de precedente, permítanme escribir en primera persona.

Esta legislatura que acaba de comenzar y no sabemos si terminará como el rosario de la aurora, con nuevas elecciones, o llegará a cumplir los cuatro años, cuenta con un parlamento plagado de nuevos diputados que jamás habían pisado un hemiciclo, contaban con escasa o nula experiencia y sin embargo estaban destinados al protagonismo. Con el tiempo los iremos conociendo, pero la falta de actividad política -las sesiones de investidura no cuentan- ha disminuido la oportunidad de cambiar impresiones con algunos de los que tendrán mando en plaza.  Así que en la mayoría de los casos teníamos ideas preconcebidas sobre ellos, pero sin haber cruzado jamás una palabra.

Juan Carlos Monedero no es diputado porque no ha querido, prefirió quedarse en la retaguardia en lugar de incrustar su nombre en una candidatura, pero desde hacía tiempo se decía que era la mejor cabeza de de Podemos, el auténtico promotor de ese partido que quiere cambiar España de forma radical, el cerebro que promueve las decisiones que debe tomar Pablo Iglesias después de analizar concienzudamente las consecuencias de esas decisiones. Bien, pues al fin llegó la hora de conocer a ese profesor y político, gracias al programa Espejo Público.

En la sala de invitados no pudo estar más correcto, amable y cercano. Pero en cuanto se vio en el plató se transfiguró completamente: arrogante, faltón, negando verdades como puños y llamando mentiroso a quien se las recordaba. Con un discurso agresivo no solo hacia sus adversarios políticos sino también hacia los periodistas que tratábamos de interrogarle. Decepción absoluta, que en el fondo te hace pensar que alguien así no es precisamente quien va a captar votos para un partido que para un porcentaje alto de españoles, entre los que me incluyo, es una amenaza para el futuro de este país, que puede caer en el hoyo más profundo si Pablo Iglesias cumple su objetivo de convertirse en presidente de gobierno. Que puede serlo si el PSOE no espabila, que de momento no parece que esté muy por espabilar sino por deshacerse de Rajoy como sea.

Estábamos con Monedero y la decepción. En esta semana que me ha salido bastante podemita también he tenido oportunidad de conocer a otra dirigente “morada” Carolina Bescansa,  y estamos ya ante palabras mayores. Educada, cálida de trato, con un discurso sólido … Ojo, se trata de una mujer preparada y que sabe, con las ideas muy claras y con la estrategia a seguir también perfectamente diseñada. Experta en lo suyo, la sociología y el análisis de los comportamientos. Para los que no tenemos nada que ver con Podemos sino que además sentimos temor a que se hagan con el gobierno, Bescansa es inquietante, porque sabe  que terreno  pisa. Como  diría un andaluz, sabe tela. Y está absolutamente decidida a poner toda esa sabiduría a disposición del partido y de Pablo Iglesias para alcanzar lo que consideran absolutamente alcanzable: La Moncloa. Y si lo logran, que Dios nos coja confesados. Opinión personal, pero tan respetable como las que defiende Podemos y no comparto.

En Podemos insisten en que no premiarán a Pedro Sánchez con su abstención, y creen que en el último momento se producirá la quiebra entre PSOE y Ciudadanos. Eso desencadenaría unas nuevas elecciones, o que Rivera vuelva a acercarse a Rajoy y finalmente Sánchez se abstenga para impedir unas elecciones que pueden ser catastróficas para su  partido.

En el PP sin embargo están convencidos de que ese pacto entre Sánchez y Rivera se mantendrá, y que Podemos no lo va a apoyar porque le interesan las elecciones. Sus expertos en sondeos -los del PP- auguran una subida espectacular de Podemos,  que podría gobernar apoyado por Sánchez. Mal asunto. Y en el PSOE, según con quien se hable, te dice que habrá elecciones o que Podemos se abstendrá en el último minuto para impedir unas elecciones que, aseguran, demostrarán que Podemos está viviendo una crisis profunda, Iglesias y Errejón pueden encontrarse con formaciones que no querrán compartir lista con ellos y que se les bajará la euforia como el suflé.

Conclusión: la misma de las últimas semanas. Puede ocurrir cualquier cosa. La única certeza es que nadie tiene la menor idea de qué va a pasar.

Pilar Cernuda

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