jueves, marzo 28, 2024
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La desmemoria de Mafo

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Al revés que en otros países europeos o en Estados Unidos, donde es un género muy frecuente, en España no es corriente que los personajes públicos escriban sus memorias en vida. Y tampoco que las dejen escritas y guardadas en la caja fuerte para cuando se mueran y ya nada importe lo que pueden decir los demás. Tal vez para que nada cambie a peor la imagen que nos hemos hecho de ellos.

Los pocos que lo hacen casi siempre convierten sus recuerdos en hagiografía, es decir, en contarnos un cuento. O reinventan la historia. Ni siquiera, en la mayoría de los casos, son indiscretos. Decía Oscar Wilde que «solo publican memorias aquellas personas que ya han perdido totalmente la memoria». Este país, con la excepción de Miguel Sebastián que sí hizo autocrítica, está lleno de desmemoriados y de personas que pagarían porque nadie recordara lo que han hecho. Que se lo digan a Rato, a Pujol y a tantos personajes de casi todos los partidos. El último en sacar a pasear «el baúl de los recuerdos» de Karina ha sido Miguel Ángel Fernández Ordoñez, el ex gobernador del Banco de España entre 2006 y 2012. El ejercicio de memoria ha tenido que ser brutal porque, como decía Schopenhauer «cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa».

Zapatero dejó un país que podía comprarse a precio de saldo en una subasta

El Banco de España ha sido una de las instituciones más respetadas dentro y fuera de España. Hasta hace unos años. Fernández Ordóñez, aunque no sólo él, hizo mucho porque cambiara esa situación. Durante seis años claves de la crisis, el Banco de España o no se enteró de lo que pasaba o miró para otro lado, que es mucho peor. Como dudo que no tuviera información -porque en esa casa había y hay excelentes profesionales- hay que pensar que no cumplió con el papel que le asignan las leyes y dejó que la burbuja inmobiliaria y el desastre de las Cajas de Ahorro crecieran y crecieran hasta convertirse en un diluvio universal que nos ha costado miles de millones a todos los españoles.

En «Economistas, políticos y otros animales», su libro de desmemorias, el ex gobernador echa la culpa de todos los males al PP -que gobierna desde diciembre de 2011-, lo cual no demuestra mucha imaginación, y dice textualmente que «el Gobierno del PP aterrorizó a los mercados e hizo inevitable el rescate». Como si él no hubiera tenido nada que ver con el presidente Zapatero, que asustó, ese sí, a medio mundo, que fue llamado al orden por todos los jefes de Estado y que dejó un país que podía comprarse a precio de saldo en una subasta. Dice F.O que el Gobierno del PP «magnificó los problemas» y no escuchó al supervisor -a él, claro-, por lo que la crisis fue inevitable. A Ordóñez ya le han contestado los que saben. Él condujo con mano dura el desastroso proceso de fusiones de las Cajas que llevó a su práctica desaparición y a la ruina y no se enteró de lo que pasaba de verdad con la burbuja inmobiliaria ni con nada. Ahora se pone estupendo. Zapatero, que en su día le acusó de «desleal» por no defender sus políticas económicas, habrá recuperado la sonrisa. Aunque él haya perdido la memoria y nosotros estemos endeudados hasta las cachas.

Francisco Muro de Iscar

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