jueves, abril 25, 2024
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De acrónimos y vidas

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Nací en Vallecas y me lo hacía todo encima, como corresponde a un bebé. Cuando mi santa madre me llevó a pesar a la báscula de la farmacia del barrio pesé seis KG. Según fui creciendo y mis neuronas fueron enredándose comencé a ver la TVE, que por aquel entonces sólo emitía en dos canales en blanco y negro. A los ocho años quería ser policía en el NYPD, que molaba mucho y en los coches patrullas llevaban escrito aquello de “SERVIR Y PROTEGER”. Pero no me duró mucho la querencia, porque cuando los EE.UU mandaron una nave espacial a la Luna, mi ilusión por ser astronauta de la NASA creció hasta el punto de que fabriqué una escafandra con una caja de cartón para vivir mis propios viajes espaciales.

Cuando los EE.UU mandaron una nave espacial a la Luna, mi ilusión por ser astronauta de la NASA creció hasta el punto de que fabriqué una escafandra con una caja de cartón

Más tarde, mis padres se mudaron a Cuatro Caminos y me alistaron en un colegio público donde comencé a estudiar la EGB. Tras varios años de buenas notas, que mi cara se llenara de acné juvenil y la voz se enronqueciera, pasé al BUP, paso previo al COU, que sustituía al PREU.

En aquella época quería ser universitario y estudiar una carrera en la UCM, pero mi viejo decidió que tenía que ayudar en la economía familiar, me apuntó al INEM y luego me puso a currar con él en la construcción: ósea pintando casas y comiendo tocino acompañado con vino D.O. Valdepeñas. Fue por aquel entonces que falleció el General Franco siendo sustituido en la Jefatura del Estado por SM. El Rey Juan Carlos.

Yo, ajeno a todo esto, me harte de darle a la brocha, me fui voluntario a las FF.AA, concretamente a la Infantería de Marina. En el cuartel hice el curso de cabo en la ESFORCA, licenciándome con reconocimiento de mis superiores del CGA.

De vuelta a la vida civil, busqué trabajo e incluso me inscribí en CC.OO, a ver si en el sindicato me echaban una mano, pero lo único que logré fue verme pegando carteles por las calles y acudir a alguna fiesta en la que participaban un montón de tías ligeritas de cascos. No me importó. A este nuestro sufrido país había llegado la democracia, por lo que el futuro se presentaba optimista y en libertad.

Por aquel entonces, joven y rebelde, rellené la ficha de afiliación al PSOE para participar en el cambio de la sociedad española. Aunque he de reconocer que mis intereses eran espúreos, pues pretendía enchufarme en algún ayuntamiento o empresa afín al partido. Pero por un motivo u otro, no lo logre (quizás se dieron cuenta de que yo de socialista tenia bien poco a pesar de que mi abuelo era de la CNT), por lo que abandoné la política muy desencantado.

Así que decidí hacerme funcionario. Me lo curré bastante bien y al poco tiempo había ingresado en la PMM. Fueron tiempos duros. La ETA y el GRAPO cometían atentados casi a diario lo que se traducía en un ambiente político y ciudadano muy enrarecido. Se celebraron unos JJ.OO en Barcelona y todos nos sentimos orgullosos de ser españoles.

Pasados los años, fui testigo de la desaparición de la URSS, la consolidación de la UE y el crecimiento del PIB español hasta extremos insospechados. Pero la verdadera revolución estaba por venir. De repente todos necesitamos adquirir un PC y tener una línea RDSI, para acceder a internet. Fue el acabose. Todo cambió. La TV disponía de decenas de canales en colorines. El WIFI sustituyó al cable para ver las páginas WEB con el tiempo y el ADSL usurpó el lugar del RDSI. Aparecieron los coches con ABS, ARS y ESP. Los teléfonos se hicieron inteligentes, tanto que empezaron a controlarnos con el GPS, como en una mala película de ciencia ficción.

Pasaron los años a la vez que se conquistaban avances sociales impensables tan solo unos años atrás. Se autorizó el matrimonio de personas con el mismo sexo y aparecieron asociaciones como la LGTB que defendían sus derechos. Gobernó durante unos años el PP con más o menos acierto, aunque en el País Vasco nunca logró desbancar al PNV. Tras unos años de crisis, con el EURIBOR por las nubes y el FMI, presionando a España, aparecieron movimientos ciudadanos como el 15-M que pretendían cambiar las cosas. SM el Rey Juan Carlos dimitió dando paso a SAR. el Príncipe Felipe.

El mundo se convulsionó tras el 11-S y el 11-M,  y comenzó la guerra contra el terrorismo yihadista. Apareció de repente el ISIS en la guerra de Siria, lo que tuvo un efecto inmediato en las agencias de inteligencia de medio mundo como la CIA, el CNI o el MI6, sin contar con las operaciones secretas  de los SEAL o el SAS británico.

Y yo cada vez más viejo, contemplando el mundo desde mi atalaya. Esperando la jubilación y una muerte tranquila en una cama de hospital gestionado por la CAM.

Tan solo un deseo: que en mi lápida no ponga RIP, que ya estoy hasta los cojones.

José Romero

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