jueves, marzo 28, 2024
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El dichoso «argumentario»

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Ocho días y mil encuestas es lo que queda para lo jornada electoral. Llevamos meses en campaña extraoficial y semanas donde las apariciones de los políticos nos asaltan a traición en cualquier programa y a cualquier hora. La pregunta sería: ¿sabemos más que antes sobre sus proyectos? Y mi respuesta personal no es que no, sino que va más allá: aun sé menos que al principio. Sigo oyendo las mismas vaguedades de siempre, estoy cansado de eso que los asesores llaman el «argumentario» y que los lideres y menos líderes repiten una y otra vez porque parece que les da pánico salirse del guión.

El invento del «argumentario» es viejo como el hombre pero ha ido mejorando/empeorando poco a poco en la misma medida que las técnicas de marketing han ido avanzando hasta convertir el mensaje en un manojito de frases que ni se explican, ni se profundiza en ellas ni tienen más valor que un titular y una simple declaración de intenciones y que va variando muy poquito según vayan las encuestas: tiramos un pelín hacia la izquierda o hacia la derecha para frenar a los que allí se encuentran.

Todos van a hacer una serie de cosas en las que parece que están de acuerdo porque, naturalmente, son de sentido común: todos va crear puestos de trabajo, todos van a defender las pensiones, todos van a reformar mas justamente la fiscalidad, todos van a buscar un consenso para un plan definitivo en Educación, todos quieren hacer real la independencia de la Justicia y así podríamos seguir enumerando cosas que se le ocurrirían hasta a mi nieto. Lo malo es que nadie dice cómo se hará todo eso y cuando lo dicen declaran intenciones que no explican y, en el caso del PP y PSOE, que no han puesto en marcha cuando pudieron hacerlo.

La democracia sigue siendo el menos malo de los sistemas pero habría que mejorarlo y retocar la Ley Electoral

Lo de la España federal se lo llevo oyendo a los de Ferraz desde antes que estuvieran en Ferraz y lo de bajar los impuesto del PP desde antes que los subieran. A los de Podemos les he oído ya tantas cosas contradictorias que no sé muy bien cual toca hoy, si pagar la deuda o no, defender la unidad de España o comenzar un proceso de referéndums por la autodeterminación y todo cuando la tumba de Chávez sirve de macabro púlpito al admirado Maduro más infantil, vengativo y extravagante que nunca. Y con Ciudadanos no entiendo las varas de medir con unos y con otros (PSOE en Andalucía y PP en Madrid).

Quiero decir que por mucho bombo y platillo que se de a los debates políticos convirtiéndolos en espectáculos grandiosos y definitivos, yo sigo sin saber lo que piensa hacer de verdad cada formación política. Ni aclaran cómo van a hacer lo que anuncian (porque saben que no lo podrán hacer en muchos casos) ni, por supuesto, adelantan posibles pactos porque todos van a ganar y no contemplan otra posibilidad.

Esto es la democracia para bien y para mal. Esta es nuestra democracia que tampoco es tan distinta de las que nos rodean. Sigue siendo el menos malo de los sistemas pero habría que mejorarlo un poco y retocar de una vez la Ley Electoral, pensar en lo de la segunda vuelta e insistir en lo que los emergentes denuncian: un hombre, un voto. Se acabarían así muchos problemas y algunas veleidades nacionalistas.

Andrés Aberasturi

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