viernes, marzo 29, 2024
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No se empujen

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Los miembros del gobierno en funciones de la Generalitat y los compañeros de la candidatura de Junts pel sí, tenían tantas ganas de mostrar sus solidaridad con los citados a declarar por el pseudo referéndum del 9N, que se apelotonaron en las escaleras del Tribunal de Justicia de Cataluña intentando subir al unísono con las conselleras citadas. Los empujones por ser el primer costalero deslucieron un espectáculo que parecía un montaje de ballet mal coordinado.

Resulta insólito ver a un Gobierno acudir en masa en apoyo de uno de los suyos dando por hecho que el otro poder el Estado, del que forman parte, en este caso la Justicia, actúa de forma ilegal. Este remedo de Fuenteovejuna en pleno siglo XXI resulta chusco si no tuviera la gravedad institucional que tiene.

Si además, una de las medidas que con más diligencia se han puesto en marcha en el «proces» hacia la independencia es la búsqueda de nuevos jueces para formar los tribunales de Cataluña, parece evidente la pretensión de modular una justicia a la medida de sus necesidades.

Este remedo de Fuenteovejuna en pleno siglo XXI resulta chusco si no tuviera la gravedad institucional que tiene

Bien es cierto que los fiscales catalanes se resistieron a secundar la querella interpuesta contra Artur Mas y sus dos colaboradoras por entender que no había materia penal. Que solo la dependencia jerárquica del anterior Fiscal General del Estado con una tensa reunión en Barcelona volvió las aguas a su cauce. Pero, abierta la investigación judicial, a un Gobierno autonómico o central solo le queda acatar la ley para salvar el Estado de Derecho.

¿Porqué los ciudadanos de Cataluña van a tener que comparecer ante el juez cuando sean llamados y sus dirigentes no? O lo hagan como mártires ante un tribunal de la Inquisición? Sin la mayoría suficiente para declarar unilateralmente la independencia los partidarios del SI, en el pseudo plebiscito en el que se quiso convertir las últimas elecciones, van a lograr el deterioro institucional de su país al que dicen defender y los cimientos de la democracia. Uno de ellos es la igualdad ante la ley.

Aún así lo ocurrido el martes va a resultar pueril comparado con la performance que tiene preparada para hoy jueves cuando Artur Mas suba la citada escalera. Prepárense para una puesta en escena que recuerde el camino del calvario.

Por otra parte, y para cerrar el círculo de despropósitos de esta semana, tampoco es de recibo las continuas peticiones de auxilio ante los ataques a su independencia de los magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Los años de servicio que les han llevado a ocupar tan alta magistratura suponen un plus de resistencia frente a presiones externas. En otras palabras: deberían tener más conchas que un galápago frente a la intromisión de la clase política de este país, tan proclive a defender a los suyos y solo a los suyos.

Victoria Lafora

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