El director general de Biotherm en España decía el otro día en una entrevista concedida a Cinco Días que hoy el tipo de hombre de moda es el «lumbersexual», algo así como leñador, una mezcla de duro, con barba y camisa de cuadros. Enseguida he pensado que, menos por la barba, podía ser un Varufakis. Habría que añadir en este caso la reflexión de la directora gerente del FMI, quien ha dicho que en la negociación con Grecia lo que hace falta son adultos. Y es que el comportamiento del tándem Tsipras-Varufakis está siendo letal. Primero para los intereses de los griegos, pero desde luego para los de sus socios. Desde que llegaron al poder no han hecho más que poner palos en la rueda de la negociación para la prolongación del rescate. Deben más de 250.000 millones de euros a sus socios y una y otra vez se intentan reír de todos presentando unos planes de reformas que son una broma. La última el viernes a los ministros del Eurogrupo. El problema es que ya el paro, el cierre de empresas y la salida de depósitos de los bancos griegos es insostenible, hasta el punto de que el BCE, con todas las alarmas encendidas, se vio obligado en una reunión de urgencia el pasado viernes a proporcionar liquidez extra. La imposición de un «corralito» era más que plausible y la amenaza de los bancos de no abrir el lunes ante la falta de dinero prácticamente un hecho.
La semana ha sido dura en los mercados. Las sucesivas reuniones de los ministros de Economía y Finanzas dela zona euro han fracasado y las primas de riesgo y las bolsas han sufrido como no se veía hacía tiempo. Cierto que en el caso concreto de España una parte de la desconfianza de los inversores ha tenido que ver con el riesgo de inseguridad jurídica que en apenas una semana han generado muchos de los nuevos gobiernos locales y autonómicos que se han formado tras las elecciones del 24 de mayo. Algunos no piensan cumplir las leyes que no les parezcan justas, otros amenazan con no pagar la deuda y otros consienten que se «okupen» edificios de propiedad privada. Por ejemplo, en Madrid, se ha «okupado» un edificio propiedad de la familia venezolana Capriles, relacionada con el opositor al régimen chavista. Por cierto que una buena parte de los inmuebles de alto standing que se están vendiendo en la capital los están comprando venezolanos, algunos afincados en España.
En todo caso, la solución griega podría llegar este martes, cuando se reúnan los jefes de Estado y de gobierno de la UE. Una solución más política, pero que habrá de pasar los filtros de la presentación de un plan por parte de Grecia, muy a pesar de Tsipras que parece dispuesto a desafiar a sus socios coqueteando con Rusia. Cómo esta incertidumbre seguirá afectando a los mercados está por ver, aunque parece que, al menos la mitad de los expertos, cree que la sangre no llegará al río.
Carmen Tomás