viernes, marzo 29, 2024
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Rebelión en la granja

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Lo están haciendo a la británica, quien pierde dimite, pero a los barones regionales del PP que han anunciando su renuncia a seguir les está faltando dar el último paso, el que en su día marcó a Margaret Thatcher el camino de vuelta a casa. El siguiente paso fue optar por John Major como candidato del partido conservador. Fue una decisión arriesgada, pero a los «torys» les salió bien. Volvieron a ganar las elecciones. Las renuncias de Rudi, Fabra y Bauzá y el preanuncio de Herrera, que se plantea en la misma dirección, componen ya de por sí un panorama inédito en el seno del PP. Un partido de corte presidencialista donde al igual que ocurrió durante años en el PSOE o en el hoy desaparecido PCE, el que se movía desaparecía de la foto. Debe ser cosa de los tiempos. Hoy hasta los más cautos se atreven a hacerse un «selfie». Una foto que cobra protagonismo y deja en evidencia a quienes permanecen callados o lanza cortinas de humo para disimular que pese a ganar en votos se han quedado fuera de las expectativas de poder.

En estos registros resulta clamoroso el silencio de María Dolores de Cospedal y la salida de guión de Esperanza Aguirre. Cospedal que cambió la ley electoral de su comunidad para intentar asegurar su continuidad, ha perdido la apuesta. Como secretaria general de un partido que se ha dejado por el camino más de dos millones de votos todavía no la hemos escuchado decir lo que otros dirigentes populares sí han dicho: que el partido equivocó el discurso de campaña. Pasaron de puntillas sobre los casos de corrupción y hubo prepotencia al centrarlo todo en el discurso de la recuperación olvidando que hay cuatro millones de parados. Cospedal lo tiene mal. Tan mal como Aguirre, cuyo tiempo político parece haber tocado techo o fondo. Su inopinado reconocimiento de que está de acuerdo con el programa del Partido Socialista resta credibilidad a su extemporáneo ofrecimiento de pacto con el PSOE y Ciudadanos para impedir la elección de Manuela Carmena como alcaldesa de Madrid. Tarde o temprano, el tiempo nos alcanza. Lo difícil es darse cuenta. La novedad, en otros casos, es que se han atrevido a rebelarse. Hay mucho partido por delante.

Fermín Bocos

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