martes, abril 16, 2024
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Victoria sin balcón

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El PP resultó ser la fuerza más votada en nueve de las trece Comunidades Autónomas convocadas a las urnas del domingo pero perdió sus ocho mayorías absolutas. En números, su retroceso ha sido espectacular. Y en cuanto a las elecciones municipales, ganó de calle sin caer en la tentación de celebrarlo desde el balcón de la calle Génova.

No lo hizo, aunque podía haberlo hecho en nombre de una matemática indiscutible. Verdad amarga. Verdad al fin y al cabo, pues en el conjunto de los votos municipales resultó ganador con una diferencia superior al medio millón de votos respecto a la segunda fuerza, que resultó ser el PSOE. Así que hubo victoria sin balcón. Mejor así, porque el fin de fiesta habría quedado rebatido el día después con los ritos de apareamiento en un escenario político más fragmentado que nunca.

En esa segunda foto de la noche electoral, la de los pactos, la que ha de revelarse en los próximos días o semanas, es el PSOE el que tiene motivos para sonreír a la vista de los resultados. Y no tanto por haber sido segunda fuerza a escala nacional (en el conjunto de los ayuntamientos españoles), sino por colocarse en una excelente posición susceptible de firmar acuerdos tanto a su izquierda (Podemos) como a su derecha (Ciudadanos).

Hubo otras noticias destacables en el recuento del domingo. Por ejemplo, el castigo de los electores a los herederos político de Eta (Bildu), desalojados de la Alcaldía de San Sebastián y la Diputación de Guipúzcoa, y desplazados por Podemos en las preferencias de los votantes vascos. También ha sido espectacular el tropezón del nacionalismo en la alcaldía de Barcelona, que pasa a manos de un conglomerado de grupos de izquierda, con Podemos entre ellos y con Ada Colau a la cabeza.

Entre las novedades del 24-M es destacable la casi desaparición de Izquierda Unida Y UPyD, prácticamente confiscados por Podemos y Ciudadanos, respectivamente, en nombre de la lucha contra el bipartidismo. Y algunas situaciones concretas que se irán decantando a lo largo de los próximos días en función de los pactos.

La matemática favorece a las fuerzas de izquierdas, entre las que de momento es hegemónico el PSOE. Sobre esa base quiere su secretario general «liderar el cambio con mayorías de progreso». La tarea necesita la complicidad de Podemos, en nombre del empleo, la igualdad y el rearme moral.

Sin que las elecciones de ayer le den para tirar cohetes, Sánchez mantiene su condición de aspirante creíble a la Moncloa, ya no dirige un partido al borde del desahucio, se coloca en una excelente posición susceptible de firmar acuerdos tanto por su izquierda (Podemos) como por su derecha (Ciudadanos), se consolida como líder del PSOE y supera lo que parecía una condena a ejercer bajo protectorado de Susana Díaz.

Antonio Casado

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