viernes, marzo 29, 2024
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Andalucía, al habla

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La gran cuestión que se ventila en las elecciones andaluzas de este domingo es saber si la pulsión de cambio que se detecta a escala nacional es igualmente sentida entre el 17 % de los españoles residentes en la región. No parece, a juzgar por la unanimidad de los sondeos en la previsión de que volverán a gobernar quienes vienen haciéndolo desde el advenimiento de la democracia, hace treinta y tantos años.

Sin embargo, la ola de cambio no se frena en Despeñaperros. Al menos en lo que se refiere a la aparición de dos nuevos actores en la disputa por el poder, Ciudadanos y Podemos. Las previsiones demoscópicas les adjudican una más que suficiente captación de votos como para dar por finiquitado el bipartidismo dominante, que a lo largo de estos treinta y tantos años ha permitido el reparto del poder institucional entre PSOE (a escala autonómica) y el PP (más a escala municipal).

Demos por hecho, pues, que el PSOE va a ganar las elecciones, que el bipartidismo va a sufrir su primera derrota del año electoral, que Podemos y Ciudadanos van a irrumpir en el mapa político andaluz y que la fragmentación del espectro va a hacer imprescindibles los pactos entre diferentes. Esa es la clave del día después: la forja de pactos que faciliten la gobernabilidad, toda vez que la victoria electoral de los socialistas no será en ningún caso por mayoría absoluta.

Se da la circunstancia de que la fragmentación se va a producir también en las elecciones autonómicas y municipales convocadas para el próximo 24 de mayo. Quiere decirse que tanto el partido ganador como los otro cuatro de la pugna andaluza (PP, Podemos, Ciudadanos e IU) querrán esperar al reparto de cartas (léase bazas de negociación) que saldrá de las urnas territoriales. Es lógico. Su capacidad de maniobra aumentará en el intercambio de cromos (yo te apoyo aquí, tú me apoyas allí). Ninguna de las fuerzas concurrentes a las elecciones de este domingo tendrá prisa en forjar alianzas para la nueva Legislatura regional. De modo que se espera un largo y penoso proceso de tanteos que se alargará hasta después de las elecciones del 24 de mayo.

Mientras tanto, quedamos pendientes del parto de las urnas, esa horita corta que nos espera en la noche del domingo 22 de marzo. Al fin y al cabo será la matemática electoral la que determine la política de alianzas. El recuento pondrá sobre la mesa un tablero inédito hasta ahora, donde son posibles diversas combinaciones de gobernabilidad en torno al partido ganador, el PSOE, con toda probabilidad.

Por añadidura, la doctrina Rajoy de paso franco a la lista más votada permite anticipar sin riesgo a equivocarse, que Susana Díaz repetirá como presidenta de la Junta y el reinado socialista se prolongará cuatro años más. Con muleta, eso sí, que incluso podría volver a ser la misma (IU).

Antonio Casado

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