sábado, abril 20, 2024
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Sacando castañas del fuego

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El Califato islámico, ese que asola territorios en Siria e Irak; aterroriza a las poblaciones que controla; azota, lapida y corta manos a los que contravienen la ley que dice ser la del dios musulmán; y que, como Al Qaeda, comandita y alecciona atentados terroristas en nuestros países; ese Califato, pues, no contento con cortar las cabezas de sus rehenes también quemó vivo en una jaula a uno de ellos, un piloto militar jordano.

La familia del piloto manifestó que era un buen musulmán. Los que creen en el más allá le encontrarán en algún paraíso por morir martirizado y cumplir con sus órdenes de guerrear contra los milicianos yihadistas que han convertido el Oriente Medio en un lugar invivible para los árabes de esas latitudes. No tan valientes han sido los pilotos de una monarquía del Golfo que, tras la captura del piloto jordano, se quedaron en tierra.

Hay demasiados listos acostumbrados a que sean otros los que les saquen las castañas del fuego. Evidentemente, el que las saca lo hace por propio interés, para comérselas. Pero los demás también pretenden comerlas, pero sin quemarse. ¡Genial! No nos interesa el desmadre en Siria e Irak que ha acentuado ese autoproclamado Califato que aspira a recuperar Al-Ándalus. A los árabes tampoco. Sería ideal poder negociar con los califales, pero sólo saben degollar. Recuperar los territorios por ellos avasallados requiere un ejercicio de fuerza.

Para ello hay que reorganizar en Irak un ejército que salió corriendo ante los yihadistas. Bastantes países están en ello, incluida España, ya que los que deben enfrentarse a los del Califato son los iraquíes. Por ahora los que dan la cara combatiendo en tierra son las fuerzas paramilitares kurdas y desde el aire los EEUU bombardeando con algunos aliados árabes posiciones del Califato. Bueno, lo de los aliados árabes es risible pues la casi totalidad de las misiones aéreas las realiza la Fuerza Aérea estadounidense y si le capturan algún piloto su destino sería semejante al del colega jordano.

Cuando la operación en Libia, en 2011, para proteger la población de ese país árabe bombardeada y asesinada por las huestes de Gadafi como respuesta a la primavera libia, ocurrió lo mismo. «Hacen ustedes muy bien» manifestaron los árabes. «Les conseguiremos incluso el apoyo de la Liga Árabe, renuente para guardar apariencias, pero no pidan más. Hagan ustedes el trabajo. Contribuiremos  políticamente con ayudas testimoniales, un avión por aquí, un permiso de sobrevuelo por allá…, pero nuestras manos quedarán limpias ante los hermanos árabes», vinieron a decir. En Libia la coalición liderada por la OTAN consiguió proteger a la población de ese país, que era la misión encomendada por NNUU, destruyendo aviones, tanques y cañones gubernamentales. A Gadafi le asesinaron los suyos y desde entonces andan liados en guerras tribales. Una primavera más marchitada, pero no por culpa occidental.

El horrible suplicio del piloto jordano debiera ser un revulsivo para el mundo árabe. ¿Estará ahora dispuesto a enfrentarse al yihadismo? ¿A impedir su financiación, sobre todo árabe? En Irak se requiere militarmente un ejército entrenado y motivado. No debiera de ser difícil. Los valientes Peshmergas kurdos son un ejemplo. Políticamente hace falta un entendimiento entre chiís y sunís. Bastante más difícil. Con Sadam, dictador, mandaron violentamente estos últimos y con Al Maliki, primer ministro de la democracia iraquí, los primeros implacablemente. ¡Soñemos con la ecuanimidad del nuevo primer ministro, Al Abadi! ¿Todo culpa de la invasión ilegal americana de Bush jr en 2003? En buena medida, pero ahora que los iraquíes llevan diez años en democracia debieran ya saber convivir y asumir su amplia parte de responsabilidad.

En Siria la primavera árabe fue contra Asad, dictador por vocación familiar, que sobrevive con apoyo ruso, entre otros. Los demócratas locales, muchos occidentalizados (como en Libia o en Egipto), que inicialmente abanderaron esa primavera vieron su empresa arrebatada por los yihadistas fanatizados que también están contra Asad. Ahora hasta el Vaticano está más confortable con éste último porque respeta a los cristianos como lo hace Al Sisi en Egipto. La democracia egipcia encabezada por Morsi fue lo suficientemente sectaria como para hacer pragmáticamente aceptable un lamentable retorno a los tiempos de Mubarak. ¿Un fracaso del que los egipcios están libres de polvo y paja?

¿Son los occidentales responsables de que se marchitaran las primaveras árabes? Solo floreció plenamente la de Túnez. Igual la heredada impronta cultural francesa, su ex-metrópoli colonial, haya influenciado positivamente. ¿Pasará una factura árabe al Califato la bárbara ejecución del piloto jordano? ¿Bastará la ejecución por Jordania de dos yihadistas, ley del talión condenable? ¿Serán otros los que saquen estas castañas del fuego? Posiblemente los occidentales por ser culpables de todo, como Merkel en la UE. Sin embargo, hay bares que ni fían ni aceptan cheques. Y los clientes pagan…

Carlos Miranda

Embajador de España

Carlos Miranda

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