viernes, marzo 29, 2024
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Los ruidos del PSOE

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Hay una irresponsable guerra de guerrillas en los interiores del PSOE. Pero no aflora, lo cual podría ser incluso legítimo, a pesar del poco tiempo transcurrido desde la elección de Pedro Sánchez y su equipo dirigente. Algunos deben pensar que desestabilizarlo compensa del frenazo que esa actitud supone a la remontada de su partido. Es como tirar piedras sobre tu propio tejado.

Moverle la silla al secretario general elegido en unas primarias competidas y el posterior congreso de ratificación, apenas seis meses atrás, es autodestructivo. Y se hace a sabiendas que en el mes de julio se van a convocar unas elecciones primarias en las que cualquiera de esos dirigentes, si lo desea, puede disputarle la candidatura a la Moncloa.

Es irresponsable no aguardar hasta esas primarias para dar salida pública y leal a las críticas deslizadas ahora bajo cuerda, con la complicidad de ciertas terminales periodísticas. Críticas más o menos fundamentadas -eso les da igual-, que se refieren a la falta de proyecto, la debilidad del equipo de Sánchez, su personalismo mediático, los errores estratégicos, etc., y que acaban creando una sensación de provisionalidad absolutamente devastadora para la causa electoral del PSOE en vísperas de las urnas autonómicas y municipales de mayo.

Esos comicios van a ser la ITV de Sánchez. Como los europeos lo fueron para Rubalcaba, con los resultados sabidos. Sin embargo, algunos y algunas, en vez de limitarse a esperar arrimando el hombro por el bien de unas siglas, se pasan el día anunciando los siete males que le esperan si no da la talla, como si estuvieran apostando por ello. Aunque los medios de comunicación han reservado a Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, el honor de representar el ruido, no es la única.

El ex presidente del Gobierno, Zapatero, o sus ex ministros, Bono y Blanco, tampoco se quedan atrás. Y miran hacia Díaz como la alternativa. Ella, por su parte, suele decir que no está en eso, que apoya a Sánchez, que comprende las dificultades del momento que le he tocado en suerte, que le guarda lealtad («aunque no siempre comparto sus posiciones», siempre matriza), etc. Pero lo cierto es que no traslada en absoluto adhesión entusiasta al líder de su partido, no deja en quienes la escuchan sensación de fe en el liderazgo de Sánchez y en su capacidad para lograr el milagro de la remontada, traslada dudas respecto a sus equipos y tiende a mostrarse pesimista respecto a los resultados de mayo (no en su tierra, claro, sino en el resto de España).

Ante este panorama, no me extraña que el clarinazo de Pablo Iglesias desde la portada de un periódico nacional, donde nombraba al PP y Podemos como los dos únicos aspirantes reales a la Moncloa, con evidente y calculada intención de ningunear al PSOE, no solo haya sido celebrado en Moncloa. Tal vez haya hecho feliz a mas de uno y de una, de los que juegan irresponsablemente a mover la silla del secretario general.

Antonio Casado

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