martes, abril 23, 2024
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Si tu me dices ven…

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No sé que sería de nosotros sin Esperanza Aguirre. Nunca deja a nadie indiferente y con la misma naturalidad que dijo que ella había cruzado el rubícon, ahora le canta a Rajoy eso de «si tu me dices ven…». Se califica a sí misma de «sesentona» pero tiene una energía que para sí quisieran muchas de treinta, tiene un punto de descaro, no se fía de Arriola, en el fondo, Rajoy le parece un blando y se vanagloria de que el stablishment del PP no le quiere. Y se queda tan ancha.

Aguirre no da puntada sin hilo, de ahí que su anuncio de estar dispuesta a ser candidata a la alcaldía ha sido algo más y algo distinto a una mera e inocente declaración de intenciones. Resulta que todo el mundo lo sabía pero reconozco que pertenezco a ese grupo de inocentes que se creyó que se iba, que sí, que iba a seguir en política, pero en la segunda fila. Me creí, boba de mi, que había cruzado el rubícon.

Y no, no ha cruzado rubícon alguno. Eligió, por el contrario, un buen momento para irse porque era justamente cuando comenzaban los malos momentos y si no que se lo pregunten a Ignacio González que ha tenido que lidiar con toda clase de mareas. La sucesión de González ha sido de premio. Lejos de «matar» a la madre, cosa que ocurre casi siempre en política, la ha dejado hacer, ha callado, ha pasado más de un mal rato y además dice que ella es la mejor candidata. De libro.

El anuncio de Esperanza Aguirre no tenía más destinatario que Mariano Rajoy que ya ha dicho que se fía más de su olfato que de las encuestas. Si cree que el Ayuntamiento lo gana con Aguirre, Aguirre será candidata,pero en caso contrario que nadie dude que prescindirá de ella. Aquí no se trata de afectos, sino de votos. Sea cual sea la decisión de Rajoy, nos esperan más de una declaración que darán que hablar porque, en ningún caso, Esperanza Aguirre guardará silencio.

Aguirre ha perdido todas las batallas que ha planteado a Rajoy

No sabemos si su disposición es tan generosa como para aceptar por ejemplo, ir de tres en la lista o ser Delegada del Gobierno y esto es sólo un decir. Y dispuestos/as a luchar por el Ayuntamiento hay más de uno aunque sea Esperanza Aguirre la que más espació ocupa. Tanto que en Génova su anuncio ha caído como una ducha de agua fría. Algunos creen que se ha equivocado y que además «no puede evitar montar el número». Aseguran que si hubiera mucho militantes como ella «esto sería ingobernable». Lo cierto y no hay que hacer mucho esfuerzo de memoria para recordar que Aguirre ha perdido todas las batallas que ha planteado a Rajoy. A la historia no le falta un perejil.

Rajoy, muy en su estilo, no va a decir ni media palabra pero que nadie dude que el Presidente sabe los «efectos secundarios» de una Esperanza Aguirre en el Ayuntamiento. Significaría volver a antes del rubícon, ese rubícon que algunos nos creímos pero que ha resultado ser tan maleable que ahora esta dispuesta a tirarse a la piscina. Aguirre ha lanzado un pulso en toda regla al Presidente. Lo ha hecho sin poner en marcha la regeneración del PP de Madrid tal y como ella ha considerado necesario sin atisbar la menor intención, por ejemplo, de unas primarias después de unos exámenes a unos cuantos candidatos que provocaron el sonrojo de propios y extraños. Pero Esperanza Aguirre es así. «Si tu me dices ven…»

Charo Zarzalejos

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