jueves, marzo 28, 2024
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El discurso de Rajoy

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Aunque tarde, tres días después, Mariano Rajoy compareció ante los medios para informar a los ciudadanos de la posición del Gobierno en relación con el desafío secesionista escenificado el pasado domingo en Cataluña. No hubo novedad en el discurso, pero sí algo más de contundencia que en ocasiones precedentes. Se nota que en La Moncloa han echado cuentas sobre los datos alumbrados por la peculiar consulta celebrada el 9N y han llegado a la conclusión de que en Cataluña son más los ciudadanos que quieren seguir siendo españoles que quienes secundan a Artur Mas en su deriva independentista. El domingo por la noche Mas ganó una mano al anticiparse proclamando que el resultado de la «consulta» había sido un éxito. En política quien da primero da dos veces y quien se cuela en el telediario tiene muchas posibilidades de hacer pasar como información lo que, en puridad, es propaganda. Qué el entorno monclovita haya convencido al Presidente de la necesidad de salir a la palestra, es un paso dado en  la buena dirección. Digo esto porque fuera de Cataluña, en el resto de España, la opinión pública, pilar básico del sistema democrático, no está dividida en relación con la «cuestión catalana». Todas las encuestas conocidas revelan que el sentimiento de pertenencia a España como entidad suprarregional está más que arraigado y es transversal en su registro ideológico.

Cosa diferente es, como se evidenció el domingo pese a lo atrabiliario de la «consulta», el clima de opinión que se respira en Cataluña. Allí la población está dividida. En términos que inducen a pensar que frente a la muy activa minoría favorable a la independencia (un tercio de la población), la mayoría (dos de cada tres ciudadanos) no manifiestan interés en abandonar el actual marco autonómico. A ese segmento amplio de ciudadanos que no sienten o no comparten la pulsión soberanista es al que dirigió el Presidente del Gobierno buena parte de sus reflexiones. Me pareció inteligente esa palabra dedicada a quienes no hacen ruido, ni ocupan la calle, pero quieren seguir siendo españoles. Rajoy que ha sido muy criticado por su ataraxia frente a las provocaciones ideadas por Artur Mas, transmitió en su comparecencia la idea de que había elegido esa táctica para no engordar el saco del victimismo. Ya digo que el Presidente ha tardado en reaccionar, pero, a la postre, creo que acertó al comparecer para reivindicar como valor político el rasgo fundamental de los ocurrido el 9N: que la mayoría de los catalanes llamados a participar en la «consulta» (dos de cada tres) le dieron la espalda a la propuesta independentista. Lo que está por venir es incierto, un tercio de los catalanes quieren dejar el barco. Hay que tenerlos en cuenta, pero en democracia la última palabra la sigue teniendo la mayoría.

Fermín Bocos

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