viernes, marzo 29, 2024
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Profesor en la Universidad de Lisboa por 850 €

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La Troika, la UE y el FMI han recetado para Portugal unas soluciones que acabarán con nosotros. Mientras se ha vendido un 30% más de automóviles de lujo y los restaurantes de postín, como los de Avillez, tienen siempre lista de reservas, algunos profesores universitarios ven reducido este curso su salario mensual en 500 euros, pasando a 850.

La UE y el gobierno están jugando a aprendices de brujo, utilizando Portugal y otros países como laboratorios donde experimentar teorías económicas que no saben si dentro de unos meses no habrán desechado o se habrán demostrado inútiles o contraproducentes. Son maniobras con fuego real. De hecho, muchos economistas, y no de izquierdas, ya señalan que la austeridad, los recortes sociales, educativos y sanitarios solo sirven para empeorar la situación.

Subieron los impuestos indirectos y tenemos un IVA del 23%. No es de extrañar que personas como Ferreira do Amaral, ex ministro de la derecha, o la extrema izquierda, pidan la salida del euro. Que vuelva el escudo, se lee en muchas tapias de Lisboa. Las órdenes europeas, que siempre nos asfixiaron (recuérdese cómo eliminaron nuestras conserveras, nuestras industrias textiles y nuestros astilleros, por nombrar sólo tres sectores), ahora ya nos estrangulan. Los pensionistas, las abuelas de Alfama y de los pueblos perdidos, están cada vez más empobrecidos, la gente cada vez más desilusionada y los diputados, ésos, encantados de haberse conocido.

Parece que alguien por ahí arriba ha decidido que Portugal sea únicamente un reducto para los jubilados europeos (no para los portugueses), para el turismo y poco más. Como Jaén para olivas, o Málaga para playas con bloques, chiringuitos y música estridente.

Así las cosas, lo único que nos salvaría sería aumentar nuestra eficiencia, nuestro saber hacer y nuestra formación, la educación adaptada al mercado Pero es precisamente lo que el Gobierno y la Troika quieren baratear, reducir y hasta suprimir. La insignificancia de la UE frente al conflicto de Ucrania contrasta con la dureza y determinación que emplea con nosotros, los portugueses, tan pacíficos y resignados.

Rui Vaz de Cunha

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