viernes, marzo 29, 2024
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Signos y símbolos

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En el Parlamento Europeo suele ocurrir que cuando se celebran las llamadas «sesiones de honor» por la presencia de monarcas, jefes de gobierno o altas autoridades, suena una parte del cuarto movimiento de la novena sinfonía de Beethoven, conocido como «himno a la alegría», y erigido como himno europeo.

Y créanme que es muy lamentable en esas ocasiones que les comento, presenciar cómo algunos pocos eurodiputados, especialmente entre las filas de los euroescépticos británicos se niegan a levantarse a los sones del himno como hacemos el resto mayoritario de la cámara en modo de respeto a nuestro himno europeo.

Cuando escuché que la dirigente de Unión Progreso y Democracia, Rosa Díez, a quien tengo todo mi respeto y admiración, y con quien he sido compañero de bancadas diferentes en los parlamentos vasco y europeo, que criticó y rechazó que se interpretara en la consagración de la misa celebrada en la catedral de La Almudena de Madrid los sones del himno nacional con motivo del funeral del expresidente del Gobierno, Adolfo Suárez, no podía salir de mi asombro, y créanme también que me embargó la misma sorpresa, tristeza y preocupación que cuando observo a los patanes eurófobos, a los que anteriormente me refería, hacerlo en el Parlamento Europeo, en ese caso no respetando el himno de todos los europeos.

Rosa Díez criticó y rechazó que se interpretara el himno nacional con motivo del funeral de Adolfo Suárez

Me imagino que a Rosa Díez cuando hizo esas declaraciones, desde mi punto de vista completamente erróneas, le saldría su vena izquierdista como antigua militante socialista, motivo por el cual tal vez le agradaría o preferiría escuchar los sones del himno de Riego, la bandera tricolor republicana en vez de la rojigualda cubriendo el féretro del expresidente, o ver el escudo republicano en vez del monárquico en la bandera nacional.

Tal vez a la misma dirigente política le molestara también que se hagan misas y responsos por un expresidente fallecido, y seguramente se encontraría más cómoda y se alinearía más a gusto con esos nuevos planteamientos provenientes de la izquierda llamada progresista de realizar funerales laicos, compitiendo con los ritos eclesiásticos absurdamente, con esa nueva moda de hacer ahora hasta los bautizos laicos progresistas para presentar al crio en sociedad y no tener que pasar por la pila bautismal católica, y parecerse más a diversos ritos de tribus africanas donde el padre recoge al recién nacido y lo muestra a la luna para que los astros divinos bendigan a ese recién nacido.

Me parece curioso y sorprendente a estas alturas que Rosa Díez haga de altavoz político en criticar la interpretación de los sones del himno nacional en un funeral de Estado y que no haya entendido la importancia que tienen la utilización de determinados signos y símbolos de nuestra Nación, proviniendo especialmente ella misma de una tierra vasca donde se desprecian todos los días y se atacan a todas horas los símbolos nacionales, como bien sabe la señora Díez.

Porque especialmente ella debiera ser consciente, porque lo vive y lo ha visto en su tierra del País Vasco, cómo se las gastan todos los nacionalistas vascos con los signos y símbolos de nuestra nación española. 

Los nacionalistas separatistas en Euskadi, Navarra y Cataluña siguen atacando los símbolos nacionales, sólo hay que ver como en muchas instituciones oficiales no se coloca la bandera nacional, o se esconde, o la ridiculizan en su colocación por ordenamiento judicial. Sigue siendo difícil ver banderas nacionales u oír los sones del himno nacional en estas comunidades españolas, e incluso organizaciones separatistas como ANC en Cataluña estos días van caldeando el ambiente y anuncian a bombo y platillo para que la mayoría de los aficionados del Barcelona, el día de la final de copa de fútbol de S.M. el Rey que se disputará en Valencia, suene una inmensa pitada contra el Rey y el himno nacional en el campo de Mestalla.

Sigue siendo difícil ver banderas nacionales u oír los sones del himno nacional en Eusakadi, Navarra y Cataluña

Imagínense por un momento lo que ocurriría a algún descerebrado por pitar y agredir a «La Marsellesa» en Francia, o al «God Save the Queen» en Inglaterra, estoy seguro que a los nativos de allí no se les pasa ni por la cabeza una afrenta a sus símbolos como está ocurriendo en España en los últimos tiempos.

Recuerdo que un día me encontré con el embajador español en Letonia, y me contaba lo que sufrió y sudó para sacar de una cárcel letona a un joven español de Erasmus que estando de juerga y bebido con los amigos, no se le ocurrió otra mejor idea que robar y descolgar una bandera letona de su mástil y humillarla. 

Para los letones ese acto es una ofensa de cárcel y como se suele decir, bromas las justas. 
Ojalá en nuestro país aprendan algunos, aunque no se sientan identificados con ellos, al menos respetar los signos y símbolos de todos los españoles.

Dicen que es de sabios rectificar a tiempo y creo que es menester que algunos recapaciten y lo hagan sobre este asunto.

Carlos Iturgaiz

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