viernes, abril 19, 2024
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Ser gay es un bug

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El próximo 6 de junio, y tras colocar más de 5 millones de copias del juego original y de su revisión para 3DS en Japón, Nintendo lanzará finalmente en occidente 'Tomodachi', una nueva propuesta de simulación social que en el pasado ya hemos visto triunfar en juegos como 'Los Sims' o 'Animal Crossing'. Bajo el nombre de 'Tomodachi Life', el título llegará con un lustro de retraso respecto al original y casi doce meses después de su revisión, para ponernos a los mandos de los simpáticos Miis que nos caracterizan en las consolas de la compañía nipona, y albergar con ellos una segunda vida cuyos contenidos y experiencias se actualizarán con frecuencia.

Lejos de haber levantado polémica por ser ejemplo de la demora con la que una vez más llegan ciertos productos a los usuarios PAL(-etos para algunos visto lo visto), o por lo curioso de ofrecernos una propuesta que se autodenomina social aún pretendiendo simular una segunda vida, 'Tomodachi' es un foco que atrae todas las miradas estos días por cómo permitía en Japón casar a Miis de un mismo sexo, y más que por eso, por cómo Nintendo eliminó dicha opción explicando que se trataba de un bug del juego. De un bug  considerado grave, para más inri.

“Las relaciones del mismo sexo no eran posibles en el software original”, señalaba un representante del estudio progenitor. “Un fallo permitía diseñar y vestir a un Mii femenino como si se tratara de un hombre, haciendo que el matrimonio virtual se asemejara a uno gay. Este fallo formaba parte de un bug grave”.

A pesar de que en pleno 2014 que se siga estigmatizando a las personas por su orientación sexual (orientación que recordamos que las personas no han tenido opción alguna de elegir) suena ya a gran parte de la población como un tema preocupante, sigue siendo curiosa la inmadurez que presentan industrias como la del videojuego, en las que la homosexualidad continúa siendo un tabú que es solapado con el cliché de machotes hormonados y mujeres pechugonas. Una industria en la que se ve como normal que Nintendo no permita bodas entre dos personajes de un mismo sexo en sus juegos, no vaya a ser que los niños se vuelvan gays.

Quizás que EA, empresa con el entorno de trabajo más integrado en el colectivo homosexual según la Human Rights Campaign Foundation, haya recibido acusaciones de “incitar a la homosexualidad” por parte de muchos de sus consumidores, o que la clasificación por edades dependa en mercados como el norteamericano ya no solo del sexo sino también de la posible inclusión en los títulos de personajes homosexuales, sean algunos de los motivos por los que esto no parece terminar de arrancar.

Y es curioso, porque en un sector que aboga cada vez más por los apartados cinematográfico, temas maduros como éste deberían ser los primeros en tener cabida y plantearse sin tapujos. Ya no se trata de preferir a Terminator y John MacClane antes que a una chica lesbiana con problemas de autoestima, se trata de introducir una opción más sin necesidad de recurrir a ningún tipo de excusa argumental, al igual que no se requiere justificación alguna para que a un personaje le guste el rock, sea rubio o prefiera beber vodka antes que sake.

En cualquier caso, los autores del juego están en su pleno derecho de incluir únicamente las opciones que sean apropiadas para ellos, aquellas que tenían en mente cuando hicieron el juego. Casos como el del reciente 'Star Wars: The Old Republic' pueden llegar a ser exagerados, un caso en el que las presiones de los usuarios llevaron a la desarrolladora a actualizar la obra, incluyendo mediante un parche posterior un nuevo planeta en el que los personajes de un mismo sexo podían finalmente casarse.

Pero más que por eso, por lo que no habría que activar demasiadas alarmas es por el logotipo de Nintendo, que ha demostrado ser más mojigata de lo normal, y hacer las cosas más por ignorancia que por maldad. Remontarse a las décadas que hemos esperado y tardado para ver un simple beso en los labios entre sus personajes ni siquiera es necesario,  ver la censura y el nivel de protección infantil del que dispone la red social de sus consolas, Miiverse, basta. Un ir y venir día tras día de comentarios bloqueados y eliminados por temas antaño comprometidos. Algunos nunca cambian…

David Arroyo

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