Siempre se ha dicho que Rajoy era y es un hombre previsible, y lo ha demostrado nuevamente con la designación de Arias Cañete como cabeza de lista. Era el nombre que todo el mundo manejaba y que el presidente ha confirmado. ¿Por qué no lo hizo antes para evitar la guerra de nervios que afectó a algunos, no al ministro de Agricultura? Pues porque no le dio la realísima gana.
Algunos dirán que se trata de estrategia política para dejar a Elena Valenciano sin contrincante, pero quienes le conocen bien afirman que Mariano Rajoy toma las decisiones cuando quiere tomarlas, generalmente toma las que se esperaban de él, y le importan un bledo las presiones o las críticas porque prolonga en exceso los plazos de tiempo. Siempre ha sido igual. Sorprendieron algunos nombres de su primer gobierno, pero luego se ha sabido que parte de los nombrados formaban parte de su círculo más estrecho de amistades y a Rajoy le gusta tener cerca a gente en la que confía. De ahí ha salido lo que ya se llama el G-5, el grupo del que forman parte Pastor, Fernández, Cañete, Soria y Margallo. No se reúnen para complotar, como cuentan los malpensados, sino para hacer lo de siempre, disfrutar de su propia compañía.
El revolcón a la propuesta del parlamento catalán ha sido histórico
Pero aparte de la semana de Cañete ha sido la semana del Gran Debate, con muchas mayúsculas. Oportunidad que perdió Artur Mas para demostrar coraje político y seguridad a la hora de defender su proyecto independentista. Envió a Madrid a pesos muy muy ligeros, y además la portavoz de ERC demostró que la inmersión lingüística es estupenda para expresarse muy bien en catalán pero de castellano ni flowers. Al menos la generación anterior a la suya, la de sus padres, se maneja perfectamente en los dos idiomas, pero Marta Rovira… Ha dado argumentos sólidos a los que se quejan de que en Cataluña no se cuida el aprendizaje de la lengua común.
El revolcón a la propuesta del parlamento catalán ha sido histórico. Rajoy y Rubalcaba pronunciaron discursos sólidos, muy bien argumentados jurídica y constitucionalmente, brillantes. Pocas veces se ve a una bancada aplaudir al portavoz de otra, y que los populares interrumpieran en dos ocasiones a Rubalcaba con los aplausos es cosa a tener en cuenta. Al día siguiente Rubalcaba y Rajoy se tiraron los trastos a la cabeza en la sesión de control al gobierno, pero lo que queda es lo otro, que el presidente de Gobierno y el líder de la oposición defienden con uñas y dientes los asuntos de Estado. Más nos vale, tal como está lo de Cataluña.
Contaba un ministro, y asentía un diputado socialista que le escuchaba, que al menos hay algo tranquilizador: por ahí fuera, sobre todo por los países de la Unión Europea que son los que más siguen lo que ocurre en España, existe la convicción de que no se va a celebrar la consulta. Artur Mas sigue diciendo que sí, pero después del debate en el que no quiso participar vuelve otra vez con que solo se celebrará la consulta si es legal, y que seguirá buscando la fórmula. Menos mal, hacía semanas que no mencionaba su promesa de que la consulta necesariamente debía ser legal.
Mas vuelve otra vez con que solo se celebrará la consulta si es legal, y que seguirá buscando la fórmula
Uno de los invitados de CiU al debate, no se “cortaba” a la hora de hacer su pronóstico: “Vamos a unas elecciones anticipadas plebiscitarias que van a poner fin a la carrera política del President. Se ha equivocado en su estrategia de medio a medio y ha puesto en casa a Junqueras y ERC”. Pues eso.
Toca hacer cábalas sobre la crisis de gobierno. Que a lo mejor no es crisis sino sustitución. Veremos. Javier Arenas, lo cuenta ya todo el mundo en el PP aunque a él no le guste, está ahí a ver qué pasa, y lo que pasa es que Rajoy también –dice alguno del G-5- quisiera tenerlo en el Consejo de Ministros. Pero para eso haría falta una crisis más amplia, así a bote pronto no pega mucho en Agricultura pero … ¿Cómo era aquello de los tiempos de Franco? Ministro aunque sea de Marina.
Pilar Cernuda