miércoles, abril 24, 2024
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Una talla más de sujetador

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“Cariño, esta noche cocino yo”, le solté en plan ‘¡sorpresa!’ según me abrió la puerta de su casa, cargado de bolsas con productos frescos recién comprados. Y allí se quedó ella, ojiplática como nunca antes la había visto y plantificada como un ficus incapaz de reaccionar durante unos segundos que se le hicieron eternos. Yo ya estaba en la cocina pero juraría haberle visto una lagrimita recorriendo aquel rostro del que me enamoré hace algo más de un año y que ya no beso como antes.

Cristina y yo no somos novios, nunca lo hemos sido; somos unos follamigos cuarentones, unos modernos, que nunca hemos aspirado a más. Sin embargo, lleva unas semanas recriminándome que ya no la trato como antes, que ya no soy tan detallista, que se siente más sola, menos querida… vamos, la canción de todas las parejas, aunque nosotros no lo seamos. Esta noche todo iba a cambiar. Ella contenta porque se vuelve a sentir querida y yo más porque mi plan va a la perfección.

“Amor, te he preparado, de entrante, una crema suave de lentejas con crujiente de pipas; y, después, una ensalada de coles, espárragos trigueros, brotes de soja y arroz integral con vinagreta de aguacates y zanahorias”, le anuncié a bombo y platillo creyéndome un concursante de MasterChef.

Cristina apareció con un vestido negro ajustado que dejaba al aire un escote menos generoso que aquél que no podía dejar de mirar la noche que nos conocimos. Antes de sentarse en la mesa se sentó en mi regazo y empezó a comerme olvidándose de que, por una vez, la cena no era yo. La cosa se calentó tanto que al desabrocharme la camisa, un papel que llevaba en el bolsillo se me cayó al suelo. Ella se agachó complaciente a devolvérmelo y a mí se me cambió la cara.

–“¿Qué es esto?”, me pregunto entre juguetona y mosqueada.

– “Nada cariño, devuélvemelo”, le contesté.

¡Mal! ¡Mal! ¡Mal! Si decimos algo así, saben que algo hay… así que ella abrió el papel y a mi se me cerró el estómago. Y procedió a leer en voz alta como el juez que anuncia sentencia al condenado a muerte; y a los dos se nos iba desencajando la cara, cada uno por un motivo…

  • Espárragos trigueros. Aportan firmeza muscular a los senos.
  • Lentejas. Aumentan la producción de estrógenos.
  • Arroz integral. Contienen fitoesteroles, vitaminas y minerales que ayudan a potenciar el aumento de los pechos.
  • Coles. Contiene flavonoides que ayudan a incrementar el tamaño de los pechos de forma natural.
  • Aguacate. Contiene diez aminoácidos esenciales y vitaminas que favorecen el crecimiento de las glándulas mamarias.
  • Zanahorias. Ayudan a la secreción de leche materna, lo que conlleva a un aumento natural del tamaño de los senos…

– “¿¿Me estás cebando para que me crezcan las tetas??”, me gritó sin terminar la lista. Ella iba subiendo el tono mientras a mí se me acaban las palabras.

– “Cariño, es que trabajas mucho y he notado que últimamente…”

– “¿¿¿Me estás diciendo que se me están cayendo las tetas???

– “ Cariño, es que he leído que comiendo estos alimentos puedes ganar una talla de sujetador de forma natural sin pasar por el quirófano…”

– “¡¡¡Pero tú eres gilipollas!!! Por qué no te comes tú un kilo de pepinos a ver si te crece el micropene!”

– “Hombre, tampoco hay que insultar…”

– “Tienes razón… si no te va a dar resultado. Mejor que te los metas por el…”

– “¡Basta!

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