sábado, abril 20, 2024
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En vez de amor, ¡fútbol!

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Sin percatarnos de ello, casi 31 millones de euros nos fueron trampeados este fin de semana. Como suena. Y parece que nadie se ha enterado.

En el circo del balón redondo del sábado pasado no pudimos asistir al espectáculo de Ronaldo o Diego Costa, aunque sí, bajo mínimos, al arribo de Messi, pues el astro argentino se limitó a patear dos penas máximas para después ponerse a observar la maleza que puebla el recinto blaugrana, (sin que ello quiera decir que estuviera mirando fijamente a su compañero Busquets).

Axioma: “Nadie es insustituible”

El caso es que el portugués, que tiene un salario anual de unos 20 millones de euros, limpios de polvo y Hacienda, no jugó y ni Bale se acordó de él. El brasileño-hispano, que tampoco salió a cabrearse al Calderón,  disfrutó de su millón trecientos mil euros netos desparramado en el sofá, modelo Chester, que se puede haber comprado pensando en el viaje a la ciudad de The Beatles. Y el chico de la pampa, que con 13 millones de salario neto está a la espera de los 25 prometidos a partir de la final de Copa, salió al Camp Nou para vigilar que su niño Neymar no se pasara en méritos. Es decir, estuvo pero nadie le vio, excepto en los lanzamientos arriba citados, que para eso es la estrella. Bastaría “plus”.

Sus equipos ganaron sin ellos

Total, 31 millones de euros que no fueron disfrutados por los resignados espectadores. Es de esperar que en las seis jornadas de liga que restan, las estrellas jueguen y luzcan pantalón corto en sus respectivos campos y, de no ser así, al menos que entonces divulguen por los videomarcadores el tráiler de Irina Shayk en su papel de Megara, primera esposa del héroe mitológico griego, Hércules (que no Ronaldo, de momento), al compás de la canción  del estribillo de Los del Rio: “Dale a tu cuerpo alegría… Megara”.

Pero seamos serios que antes llega la Champions con un “cuidado con los germanos…” y un espectacular “trece millones de euros contra un millón trescientos mil” que parará este país de nombre España y resto del mundo.  

Está claro que son diferencias abismales las existentes entre Barcelona y Atlético, sobre todo económicas, pero seguro que en el terreno de juego quedarán reducidas más a la lucha y el esfuerzo  que a la paz y la avenencia. Así las cosas, al final, a unos les tocará llorar y a otros cantar.

Ya lo dejó escrito el dramaturgo brasileño, Paulo Coelho: “No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas”. 

¿Y si en realidad, en vez de AMOR quiso decir FÚTBOL? ¡Qué grande Coelho!

JA Ovies

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