viernes, marzo 29, 2024
- Publicidad -

Los viajes de Alí Bey

No te pierdas...

Hay libros que no sólo no cansan, sino que sus segundas, terceras o posteriores lecturas  enriquecen cada vez más. Revelan aspectos insospechados que la primera vez en que se abrieron sus páginas quizás pasaron desapercibidos. A esos libros conviene regresar de vez en cuando. Uno de éstos, creo yo, es el que escrito de su puño y letra narra los viajes de ese extraordinario catalán que fue Domingo Badía, más conocido como Alí Bey.

En el año 2001, la Editorial Óptima, de Barcelona, publicó una excelente edición completa que incluía no sólo todos los viajes, sino también las láminas y los mapas que el propio Alí Bey realizó con  enorme pericia y gran detalle. 

Alí Bey se interesa, sobre todo, por las costumbres, los distintos tipos humanos y las fuentes de riqueza de las sociedades que va conociendo

Al margen de espionajes y conspiraciones al servicio del rey Carlos IV, o más bien de Manuel de Godoy, en los que estaba inmerso, nuestro autor declara en la breve introducción de su libro que, después de tantos años pasados en tierras de cristianos, aprendiendo lo mejor de sus artes y lo más útil de sus técnicas, había llegado el tiempo de recorrer los países musulmanes, cumplir con su obligación de peregrinar a La Meca y, de paso, describir todo cuanto fuera viendo.

Con tan loables propósitos sale Alí Bey de España en los primeros años del siglo XIX y, desde Tánger, inicia su periplo por el mundo musulmán que le llevará desde Marruecos a visitar detenidamente Libia, Egipto, Arabia, Palestina, Siria y Turquía. Se detendrá también en Grecia, Chipre, Bulgaria y Rumania, aunque a estos lugares dedicará mucha menos atención.

Las descripciones pormenorizadas no se limitan a los lugares, las ciudades o los accidentes geográficos. Alí Bey se interesa, sobre todo, por las costumbres, los distintos tipos humanos, la organización social y las fuentes de riqueza de las sociedades que va conociendo. Nos habla, por ejemplo, de los judíos de Marruecos y de cómo están organizados. También del sistema de pesos y medidas, o de la corte del Sultán. Asiste con interés, y el lector le acompaña sin perder detalle, al rito de las circuncisiones, al baño público y al rezo en las mezquitas.

Alí Bey describe con todo detalle la Kabba a la que tuvo el privilegio de entrar

Describe las comidas y sus rituales. Narra los efectos del cáñamo, la planta narcótica a la que tan aficionados eran los habitantes de Marruecos y también las muchas supersticiones a las que estaban sometidos.

En su periplo hacia el este, hace escala en las islas Querquenas, luego en Trípoli, donde conspira con el bajá y sigue su ruta hasta llegar a Chipre. Se reúne, con propósitos nada claros, con el arzobispo y los obispos griegos. Luego prosigue hacia Egipto, remontando el Nilo hasta llegar a El Cairo, y analiza en detalle el estado calamitoso del sistema político egipcio. Después, desde Suez, atraviesa el Mar Rojo y desembarca en Jedda para dirigirse a La Meca, donde culmina su piadoso peregrinaje llevando a cabo todo el ritual prescrito. Alí Bey describe con todo detalle la Kabba a la que, al contrario de lo que ocurre con la inmensa mayoría de los peregrinos, tuvo el privilegio de entrar.

El viaje prosigue luego hacia Palestina, deteniéndose en Jerusalén, en Jaffa, y por fin en Damasco, para de nuevo describir con minuciosidad todo cuanto observa. Por fin llega a Constantinopla para examinar con detalle las debilidades de aquella Turquía decadente que, según Alí Bey, ya anunciaba el fin de un imperio.

Concluirá esta gigantesca aventura regresando a Damasco, donde Alí Bey se despide de la vida legándonos para siempre su extraordinario libro. 

Ignacio Vázquez Moliní

Artículo anterior
Artículo siguiente

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -