jueves, abril 18, 2024
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Puerta de salida

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No sé, pero me parece que algunos dirigentes de CiU empiezan a ser conscientes del lío en que se han metido y nos han metido a todos. Que los empresarios empiecen a atreverse a decir en voz alta que si Cataluña se independiza eso tendrá consecuencias económicas negativas para la propia Cataluña y por supuesto para España, es una obviedad, pero una obviedad que no se atrevían a manifestar. O que los directivos de empresas extranjeras expresen igualmente su preocupación por esa hipotética independencia lo que les lleva a preguntarse si deben o no seguir invirtiendo en Cataluña, es algo que sin duda hace efecto en el ánimo de los hombres de la Generalitat, por más que no haya día en que alguno no tenga alguna ocurrencia, la última es comparar Cataluña con la situación por la que atraviesa Ucrania.

Pero a lo que vamos, me parece que quizá lo más sensato e inteligente es ayudarles a dar marcha atrás procurando que no queden excesivamente mal ante su parroquia.

Sí, ya sé que han sido unos inconscientes, que han jugado con fuego, que no se merecen que se les ayude a salir del atolladero pero el problema es que en ese atolladero nos han metido a todos así que nos va en ello que todos salgamos cuanto antes.

Y sí, a mí también me indigna cuando escucho a Artur Mas o a sus consejeros afirmar que el Gobierno central es quién no quiere negociar. Hay que tener desparpajo y cinismo para decir algo así, porque lo cierto es que en esta aventura de la independencia, ese órdago, lo lanzó Artur Mas de la noche a la mañana cuando Mariano Rajoy le dijo que no estaba por la labor que dar a Cataluña un concierto económico como el del País Vasco.

Hombre, se puede reprochar a Rajoy que rechazara esta posibilidad en vez de decirle a Mas que todo es susceptible de estudiarse, pero de ahí a salir de Moncloa y anunciar que se va a convocar un referéndum para votar si Cataluña quiere ser independiente, convendrán conmigo que hay un abismo.

Yo creo a Mas y a los suyos preocupados por no quedar mal ante sus conciudadanos después de haberles embarcado en este disparate del referéndum. No pueden desdecirse pero ya saben de los riesgos y del coste que tiene seguir adelante, de manera que tienen un problema, un problema que intentan trasladar a los demás por su incapacidad para resolverlo.

Verán, yo creo que en el capítulo de la financiación autonómica caben distintas posibilidades y que no hay porque estar cerrado a ninguna de ellas. Eso sí, manteniendo el principio de la solidaridad, porque confieso que me pone de los nervios escuchar a los dirigentes catalanes decir que España les roba.

Si la solución pasa por una reforma en profundidad del sistema de financiación pues que se haga y cuanto antes mejor. Pero la cuestión de fondo continúa siendo como da marcha atrás Convergencia sin que los ciudadanos que viven en Cataluña se sientan estafados por este viaje a ninguna parte. Y ahí es donde hay que echarles una mano. No se lo merecen, de acuerdo, pero hay que echársela y acabar de una vez por todas con un problema que tiene a nuestro país atenazado dedicándole unas energías y una preocupación que debían estar enfocadas en otras cosas de verdad sustanciales como es la creación de empleo o luchar contra las desigualdades. De manera que hay que ayudarles a encontrar una puerta de salida a sus errores y desatino, a eso es a lo que se le llama «real politik».

Julia Navarro

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