viernes, marzo 29, 2024
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Dónde está el canon

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Hace unos años, la pedagoga Donata Elschenbroich pretendió disponer un canon de lo que cualquier niño debería saber a los siete años. No listó objetivos, conceptos, procedimientos o actitudes, sino realizaciones prácticas y experiencias vividas. Para ello propuestas tentativas, encuestas y entrevistas a cientos de personas diversas en edad y biografía, capaces de aportar y valorar.

Tirando de ese hilo, en España esclarecería preguntarse dicho cúmulo necesario, por ejemplo, en el momento de finalizar la escolaridad obligatoria: qué experiencias, qué resortes activados como preparación, y consecuencia a la vez, de una vida plena, principio irrenunciable.

No es palabrería. Nunca, y ahora menos, las cosas importantes pueden quedar solo en manos de la ley y sus autores. Necesitamos reflexiones de más gente, desenmascaradas de retórica pedagógica y estadística. Urge la crítica, trazos de un buen sentido capaz de querer ser y proclamarse.

Es verdad que los dos partidos principales no ven las mismas cosas; miran el mundo desde ventanas distintas, aunque de un mismo edificio donde las humedades crecen. El preámbulo de la LOMCE (Ley Orgánica 8/2013, para la mejora de la calidad educativa) es una losa de tópicos y trampas sobre una realidad mirada de soslayo. Luego un artículo único de modificación de la ley anterior: 55 páginas de digo ‘Diego’ donde dijiste ‘digo’. Económico modo de legislar sin abrir el melón por derecho, cada uno en lo suyo y a vueltas con lo mismo.

La educación y tantas dimensiones de nuestra sociedad son necesariamente mejorables. Alrededor de la crisis se han puesto de manifiesto muchas cosas, pero no hemos producido soluciones. Habrá cambios, es evidente, y los de la educación y la sociedad seguirán yendo enlazados. El camino hace tiempo que lo indican en la misma dirección: trabajadores aptos, disponibles y ávidos de empleo a la vez que, los mismos, consumidores permanentemente insatisfechos, empobrecidos y estresados.

A propósito del estallido de violencia en Birmingham durante el verano de 2011, el corresponsal de L’Espresso hablaba de “una sociedad por reconstruir. Pero hoy en día –advertía- cualquier política dispuesta a invertir en el crecimiento social será penalizada por el mercado de valores y por el libre comercio financiero.”

Lo anotan Zygmunt Bauman y Ricardo Mazzeo en su libro Sobre la educación en un mundo líquido, en donde reflexionan sobre este telón de fondo. Ilustrativamente, Bauman nos recuerda la frase con la que George Bush, después del 11-S, instó a los americanos a superar el trauma y recuperar la normalidad: “Vuelvan ustedes a comprar”, dijo. Este es el canon. De aquí veníamos y por aquí nos vamos.

José Luis Mora

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