jueves, abril 25, 2024
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Escraches gratis

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Nos cuentan las crónicas de aquel tiempo de mediados de los años setenta, que siendo Manuel Fraga Iribarne el Ministro de la Gobernación, es decir, lo que hoy se llama el de Interior, y habiéndose producido graves disturbios en las calles de Vitoria, Don Manuel sentenció una de esa frases tan recordadas que pasarían a la historia de nuestra nación cuando dijo «La calle es mía», refiriéndose a que el Estado no podía perder el control de las calles.

Si viviera hoy Manuel Fraga se daría cuenta que la calle obviamente no es suya, ni desgraciadamente de los demócratas, ni de la policía ni del propio Estado, sino visto lo visto, de los que quieran usurparla haciendo lo que les dé la gana. Y además estos alborotadores son conocedores de que tendrán por detrás a jueces o juezas que les den la razón a todos aquellos que apuestan por el acoso, la algarabía, el escrache o lo que quieran hacer en completo libertinaje en este país. Me remito como ejemplo más próximo en el tiempo, a lo que ha ocurrido en dependencias judiciales en Madrid hace pocos días.

La señora juez viene a decirnos que todo ello está insertado en el sueldo que te pagan y que si te molestan te fastidies

La sentencia de la juez del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Isabel Valldecabres, refiriéndose al escrache que sufrió en su domicilio la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y que según la juez es como un mecanismo ordinario de participación ciudadana de la sociedad civíl y expresión del pluralismo de los ciudadanos, quedándose tan ancha la señora juez tras decir esto, debe colocarnos en la duda de si echarnos a reír o a llorar.

Dicho en otras palabras. Que para algunos jueces de nuestro país, que unos energúmenos -algunos de ellos prototipos de bastardos de la kale borroka- te insulten, te amenacen, te atosiguen en tu propia casa y que tus hijos tengan que aguantar todas esas barbaridades por ser un o una servidora pública, todo esto se apoya en que venga a decirnos la señora juez más o menos que todo ello está insertado en el sueldo que te pagan y que si te molestan te fastidies, ya que esos son los nuevos parámetros del pluralismo político y la participación ciudadana.

A la señora juez, a quien ni tengo el gusto de conocer ni me importan sus colores políticos, ya que algunos medios de comunicación la adscriben a sectores próximos al Partido Socialista, no sé si tendría el mismo criterio a la hora de dictar sentencias sobre este tipo de denuncias, si por poner un ejemplo, a ella misma o a alguno de sus colegas, un grupo de ciudadanos les montasen serenatas reivindicativas, insultantes y amenazadoras en las puertas de sus casas a las cuatro de la mañana; o si esos mismos ciudadanos, reivindicativos entre comillas, fuesen al colegio donde estudian sus hijos a acordarse de sus padres o madres pancarta y megáfono en mano.

En el Parlamento Europeo Ada Colau nos intentó dar una clase de las «bondades y necesidades» de los escraches

En esos casos hipotéticos de producirse, debería saber la señora jueza que me tendría a su lado para apoyarla, defenderla y solidarizarme con ella por al menos, el mal trago que iba a pasar, el mismo mal trago que pasaron las familias de la Vicepresidenta del Gobierno, o de la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, o los de tantos y tantos políticos del Partido Popular que han sido acosados injustamente.

Recuerden como hace varios meses llegó al mismísimo Parlamento Europeo, de mano de la izquierda, la ciudadana Ada Colau, para darnos lecciones de democracia a todos los parlamentarios allí presentes, y entre otras lindezas, además de desacreditar y poner a parir al Estado español y a sus gobernantes, nos intentó dar una clase de las «bondades y necesidades» de los escraches.

Es decir, el ocupar sucursales bancarias, el realizar pintadas insultantes en los portales de los domicilios de los acosados, el montar manifestaciones enfrente de las casas de los políticos 'populares' para amenazarles e insultarles, debe ser lo más normal y lo más aconsejable en una democracia que se precie para estos escrachistas profesionales. Y como no lo va a ser, si el resultado es que desde las huestes izquierdistas abandera el asalto a supermercados y ocupaciones de fincas andaluzas, el alcalde de Marinaleda, Sánchez Gordillo, me imagino que ídolo de Ada Colau vistas las «hazañas» de ambos dos, y que haga lo que haga este alcalde comunista le sale gratis.

Es por todo ello que cada vez que salen gratis, judicialmente hablando, todos esos escraches denunciados por sus víctimas, se demuestra la insensibilidad de algunos jueces, pero sobre todo la indefensión que tienen todos aquellos que son víctimas de la intolerancia de sus manifestantes.

Carlos Iturgaiz

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