jueves, abril 25, 2024
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La «fascistona» Nati Mistral

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En tiempos en los que a muchos incluso les avergüenza decir que votan al PP, es de aplaudir que al menos una mujer vaya con la verdad por delante y salga en la televisión haciendo bandera de su «españolidad». Nati Mistral no se corta. O se la quiere o se la odia, sobre todo ahora, pero no deja indiferente a nadie. Por mucho que se declare casi más fascista que Franco, Mussolini y Hitler juntos, tiene mérito decirlo en público.

La actriz y cantante nunca ha dejado de sorprender al personal. Lo hacía cuando se convirtió en pionera de los musicales en España, allá por los años sesenta, cuando cantaba «No soy de aquí» o «El corralero», cuando inauguró el Teatro Bellas Artes con «Divinas palabras», cuando se convirtió en empresaria teatral en Buenos Aires, junto al recordado Alberto Closas, o incluso cuando con 79 años se subía al escenario para interpretar ‘Tras las huellas de Bette Davis’.

Ahora lo ha vuelto a hacer al pedir en 13 TV que el ejército ponga fin a la huelga de limpieza que afecta a su ciudad natal, asegurando que «se les da una escoba y a limpiar y el que se levante a la cárcel». Anticipándose a todos aquellos que la pudieran llamar «fascista» por declaraciones como ésta, ella misma confesó de inmediato que «yo soy muy fascistona» y, por si todavía quedaba alguna duda, se señaló una pulsera con los colores de la bandera nacional y con las letras de España que «yo mismo he bordado», algo que dijo no hacía en sus bragas «de milagro».

La culpa para ella de esta suciedad, perdón, de esta sociedad en la que vivimos no es de este gobierno, ni tan siquiera de los socialistas que le precedieron. «El problema se forjó hace 30 años, cuando no se continuó con lo que había antes», matizó. Nunca Natividad había hecho antes tanto honor a su apellido real, Macho.

Nadie comulgará con sus ideales, o al menos nadie dirá que lo hace en público, pero decir esto no está al alcance de cualquiera. Por mucho menos metían antes a la gente en la cárcel. Tampoco es normal comparecer en la pequeña pantalla a los 88 años con una chupa de cuero. Ni los «rockeros» de Melendi lo harían. Claro que ninguno de éstos tiene el Premio Nacional de Teatro, que se lo dieron en el 97 algunos a los que ahora critica, ni el Lazo de Dama de Isabel la Católica, ni mucho menos el Premio de la Asociación de Críticos de Nueva York o la Medalla de Oro de las Bellas Artes. Genio y figura, hasta la sepultura.

La mosca de ajuste

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