Era el momento idóneo para coronarse rey del populacho, de ser portada de todos los periódicos, pero, como bien reza el dicho popular, de fuera vendrá quien de casa te echará. Afortunadamente para él, a Mauricio Casals todavía no le ha dado el arrebato de echarle, pero Marhuenda ya no podrá ser monarca ni en las fiestas que él organice.
Una «princesa del pueblo», una mujer a la que él ha puesto a caldo tanto dentro de su redacción como fuera, no sólo fue invitada a los fastos del 15º aniversario de su periódico sino que le ha quitado todo el protagonismo, sobre todo por su «vis a vis» con la Princesa de Asturias. El cuento de hadas no tuvo el final como tal que buscaba el hombre que está menos tiempo en su periódico que el ‘Águila Roja’ en su escuela.
Invitar a ministros y a políticos, por muy ilustres que éstos sean, ya no vende. La gente ya está lo suficientemente harta de tener que verlos en los informativos que ni siquiera se molesta en leer un texto en el que ellos son los protagonistas de las fotografías. Ahora, ver a Belén Esteban dando la mano de Doña Letizia, eso ya es otra cosa. Eso te garantiza salir en todas partes.
Es justo todo lo contrario que ver a Marhuenda dándole la mano a la Princesa. El repelús que produce hace que nadie siga viendo la información ni un segundo más. Por muchas tertulias a las que acuda él siempre será como el malo de las películas al que siempre quieres que maten.
Por eso se ha tenido que tragar su orgullo y permitir que la Esteban acudiera a su «casa», por mucho que un periódico «de derechas y monárquico», cómo él siempre dice, no case mucho con alguien tan «chabacana» como, según él, es esta otra «princesa». Al menos le queda la satisfacción de que su fiesta ha suscitado el día después más interés en los medios que la de El Mundo de su también odiado Pedro J. Ramírez. Ganar a éste en algo, después de haber tenido que soportar tantas derrotas, tanto personales como profesionales, le compensa de algún modo tanto «sacrificio».
La mosca de ajuste