viernes, marzo 29, 2024
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Los impuestos, Laffer y las siete y media

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Ya saben ustedes aquel que diú…» que Colón fue el primer economista: cuando salió para descubrir América, ignoraba a dónde iba; cuando llegó, desconocía dónde estaba y, además, todo lo hizo con una subvención pública. Si Ignacio González, el presidente de la Comunidad de Madrid, ha prometido bajar los impuestos, si el Gobierno de Artur Mas ha dicho que Cataluña se niega a hacerlo, hay una razón y un culpable. La razón es que en 2015 hay elecciones autonómicas y hay que llegar con gestos que cambien la tendencia hacia la derrota. Y el culpable se llama Laffer.

Cataluña no puede bajar los impuestos porque no tiene ni para pagar los intereses de su deuda

Hace cuarenta años, un economista norteamericano llamado Arthur Laffer discutía en una comida con Dick Cheney, asesor del presidente de los Estados Unidos, sobre la política de impuestos. Laffer cogió una servilleta y dibujó una curva, la curva de Laffer, que representaba una ecuación matemática, y que concluía en una tesis: en ciertas circunstancias subir los impuestos por encima de un nivel determinado no consigue aumentar la recaudación -porque desincentiva el trabajo- y, por el contrario, bajarlos, activa la economía y permite recaudar más, porque las personas disponen de más dinero, consumen más, lo que aumenta la producción y, al aumentar la base impositiva, el Gobierno recauda más.

No tengo constancia de que a Laffer le dieran el Premio Nobel de Economía, pero se lo hubieran dado o no, tampoco es una garantía de que su curva fuera una verdad indiscutible o un error mayúsculo. Pero, desde entonces, los liberales dicen que bajar los impuestos dinamiza la economía y la izquierda marxista dice que eso es una estupidez y que hay que subir más los impuestos a los ricos. La izquierda marxista, porque, si no recuerdo mal, durante una temporada hasta la izquierda zapateril defendía que «bajar los impuestos también es de izquierdas».

La discusión es vieja y se extiende a otros terrenos. Hay quien dice que hay que desincentivar el desempleo para que los que han perdido el trabajo se esfuercen en encontrar otro y no agotar el tiempo de subsidio porque el subsidio es mayor que el sueldo que les ofrecen muchas empresas. Otros sostenemos que si se incentivara la creación de empleo con fuertes desgravaciones fiscales, muchos trabajadores, que tienen ganas de trabajar pero que no encuentran nada, tendrían empleo y pagarían impuestos en lugar de cobrar subsidios. En todo caso, el problema es de equilibrio: si subes mucho los impuestos, no recaudas más porque, efectivamente, desincentivas el trabajo y España es el país del euro que menos recauda con los impuestos más altos. Pero si los bajas, el riesgo es que el déficit sea insostenible. Cataluña no los puede bajar porque no tiene ni para pagar los intereses de su deuda, que es mucho mayor que la de Madrid, que ha gastado menos. Laffer inventó una teoría que es muy parecida al clásico juego de las siete y media: tan malo es pasarte como no llegar.

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Francisco Muro de Iscar

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