viernes, marzo 29, 2024
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Terelu Campos no rentabiliza su vida sexual

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No se sabe qué es peor, si que alguien cuente cómo te lo montas en la cama, si que intentes sacar tajada de ello o si que aún intentándolo no consigas ver un euro. Esas han sido las tres etapas de la relación frustrada entre Terelu Campos y Pipi Estrada, el periodista deportivo al que la gente reconoce por la calle por cualquier cosa menos por sus crónicas o «exclusivas» futboleras.

La idea de contarlo fue de él, que intentó mezclar sus dos grandes armas, la pluma y la polémica, en unas memorias sexuales con la malagueña que vendió a «Interviú». Que si la primera noche fue en la «Suite María Teresa Campos» del Hotel Conde Duque e hicieron el amor nueve veces, que si estaban en algún restaurante y se iban al baño «a consumar», que si les subía la líbido en un coche paraban para «aliviarse», o hasta que si Terelu le había dicho que había hecho el amor más veces en un año con él que en toda su vida.

Aquello, que situaba casi a la hija de la Campos al nivel de Corinne Cléry en «Historia de O», de la mismísima Joan Crawford, catalogada por Scott Fitzgerald como «la mujer más desenfadada y alocada de la década de los veinte», o incluso de Isadora Duncan, la conocida como creadora de la danza moderna que hasta los 25 años probó cualquier tipo de práctica sexual y que a partir de ahí terminó convirtiéndose en una sexoadicta, no le hizo la menor gracia y terminó demandándole por entender que todo lo escrito vulneraba su intimidad.

Así lo entendió también el Tribunal Supremo, que confirmó que Pipi, por mucha «satisfacción» que la hubiera dado, tenía que cambiar el cigarrito de después por 40.000 euros, los que debería pagarle por haberlo hecho público. Pues bien, de esa cifra de momento la Justicia sólo le ha embargado a éste un montante de 12.000 euros, los que al parecer cobró en un «Sálvame deluxe». Es decir, al estilo de la parte contratante de la primera parte de los Hermanos Marx, el programa que presenta ella le pagaba a él para que éste pudiera pagarle a ella.

Lo malo es que, según reveló Terelu en el citado espacio, el juzgado debe haber invertido ese dinero o lo debe tener bajo cuatro llaves en una caja fuerte porque ella todavía no ha visto ni un euro. Quizás por ello haya tenido que recurrir a los nutricionistas del «Sálvame» diario para poder empezar una dieta con la que recuperar su figura, de la que ahora dice no sentirse nada satisfecha. Pobrecilla.

La mosca de ajuste

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