viernes, marzo 29, 2024
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El PP y sus obsesiones

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Los dos grandes partidos tradicionales de la democracia española –PP y PSOE- sufren convulsiones internas debidas en buena parte a la fragilidad organizativa e ideológica, además de estratégica, en la que se han sumergido y de forma más visible a partir del comienzo de la crisis económica. Pero los problemas del PSOE vienen más condicionados por el hecho de haber perdido el poder hace ya casi dos años sin antes haber llegado a un juramento interno de seriedad, reflexión y fidelidad a sí mismo. Las convulsiones del PP son mucho más graves y peligrosas, desde el momento en que la única ligazón interna ha sido siempre la aspiración o el disfrute del poder con el gran objetivo de echar abajo todos los avances de la democracia y del Estado en los últimos 35 años, además del obvio disfrute del poder y sus maravillosas prebendas. Los problemas del PP -hoy no tengo espacio para la corrupción galopante- se agudizan ahora con la ofensiva independentista catalana y con su obsesión antiautonómica y antimunicipal, una vieja obsesión que ahora se traduce ya en acciones concretas contra ambas realidades.

 

Susana Díaz se lleva con Rajoy infinitamente mejor que el madrileño Ignacio González

El lío que se han organizado con el tema de la financiación de las Comunidades Autónomas, si se descuidan, puede llevarlos a la autodestrucción. Veamos, si no, el comportamiento del Gobierno madrileño del PP y de su presidente, Ignacio González, cuyos zarpazos hacia arriba dejan muy pequeño cualquier ataque proveniente del campo socialista en ese terreno. Susana Díaz, por ejemplo, se lleva con Rajoy infinitamente mejor que el madrileño González. Y la ofensiva del Ejecutivo de Rajoy contra la esencia misma de la Administración Local, con esa reforma disparatada que proyecta, es solo comparable con la otra ofensiva antiautonómica, en la que el enfrentamiento con Cataluña cierra dramáticamente toda una operación que les puede resultar suicida, y creo no estar exagerando. Y otra cosa: al PP y su Gobierno no se le adivina por parte alguna la más leve estrategia unitaria para hacer frente a esa situación endiablada en la que ellos solitos se han metido. Les deseo mucha suerte.

 

Pedro Calvo Hernando

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