Aunque la locución proverbial de «no muerdas la mano que te da de comer» es antiquísima, Cristiano Ronaldo, cómo no, la volvió a poner de moda cuando Mourinho habló mal del Real Madrid este verano, y la hizo suya esta semana Xabier Horcajo, el conductor de «Dando caña» en Intereconomía (cualquier programa de esta cadena no necesita decir en el nombre lo que hace a diario).
Él se refería a La Sexta y a Antonio García Ferreras, por aquello de que Rajoy había salvado a la cadena de la desaparición y ahora le pagaban con críticas y descalificaciones un día sí y otro también. Pues bien, si eso es cierto, que el presidente del Gobierno es casi quien permite todavía ganarse las habichuelas a los profesionales de esa casa, lo de no morder la extremidad se le queda corto a El Gran Wyoming y a su espacio «El intermedio».
Amparado en lo de «el jodido tiene gracia», que tanta gente recita cuando se refiere a él, el presentador ha conseguido tal grado de perfección a la hora de meterse con «el elegido» (lo será hasta que las urnas digan lo contrario) que incluso consigue que parezca que son otras cadenas, y no la suya, las que dejan mal al líder del PP.
El jueves mostró unas imágenes de TVE en las que mientras Rajoy aseguraba en Fukushima que no había motivo alguno de preocupación en esa ciudad con la radiación, que poco más o menos era un invento de la prensa (incluso la que tanto le quiere), aparecía un rótulo por debajo, a modo de teletipo de última hora, en el que se podía leer: «Detectada una nueva fuga de agua con alta radiación de un tanque en Fukushima».
Wyoming intentaba demostrar que incluso desde su propia casa, como él y más de uno definen a TVE, dejaban en mal lugar al hombre que intenta salvar los designios de un país llamado España. El humorista, médico, escritor, presentador o vaya a saber usted cuantas cosas más, ni tan siquiera tenía que hacer apología de los «logros» de Don Mariano para que éste quedase retratado como mentiroso por el fuego amigo.
Dani Mateo, su alumno más aventajado (Sandra Sabatés es otra cosa, y sin duda no admite comparación con nadie), poco más o menos que se partía la caja con el nuevo desliz del presidente y Wyoming y su tropa conseguían su objetivo, dejarle mal, casi sin proponérselo. Otros habían hecho el trabajo esta vez por ellos.
Eso sí, si ahora José Miguel Monzón y su espacio no es que muerdan la mano de Rajoy, sino que le hincan el diente a sus orejas, su barbita y cualquier parte de su anatomía que se les ponga por delante, no duden que si Rubalcaba y sus legiones salen de sus madrigueras harán lo propio con ellos. Aunque no todos se lo crean, esta cuadrilla sólo tiene un objetivo, ridiculizar a todo aquel político que no cumpla correctamente con sus funciones, lo cual es algo que nos gustaría poder hacer al resto de españoles. Sean rojos o azules, seseen o tengan lapsus.
La mosca de ajuste