Dentro de muy poco, apenas un mes, se celebrarán las elecciones federales de Alemania. Serán las verdaderas elecciones europeas, y no las otras. Las otras ya sabemos para que valen.
El domingo 22 de septiembre se elegirán, por tanto, los miembros del Bundestag, el parlamento federal, donde en principio habrá dos grandes grupos: el de la actual canciller Angela Merkel, que va a por su tercer mandato por el partido Unión Demócrata Cristiana, y el de Peer Steinbrück, candidato del SPD. Serán unas elecciones importantes para Alemania pero también para España, ya que el nuevo Gobierno -probablemente de la mano de Merkel- tomará decisiones estratégicas para Europa que pueden aliviar las penalidades de España. O no, dependiendo del camino elegido con tantos y tantos asuntos como hay en la agenda comunitaria. Para que a España le vaya mejor, bastaría que los países triple A, empezando por Alemania, asumieran que los que están al borde del precipicio financiero -España, Italia, Portugal y Grecia- también son Europa.
El futuro de Europa está en buena medida en manos de Alemania
Si bien nadie regala nada en Europa -Alemania tampoco-, lo que es indiscutible es que el euro es la moneda de Alemania y que Berlín, más tarde o más temprano, tiene que asumir la defensa de su propia moneda, a la que no puede dejar caer. Hasta ahora Alemania se dedicó a exigir sacrificios a España y a otros países, pero en el futuro tendrá que hacer algo más.
Gane quien gane y gobierne quien gobierne en Berlín, el discurso alemán en Europa seguirá siendo estricto. Sin embargo, más allá de las formas se irán notando cambios a medio plazo. El futuro de Europa está en buena medida en manos de Alemania y, sea lo que sea, algo va a suceder, tanto en el terreno político como económico y financiero.
La Unión Europea solo es una unión monetaria a efectos prácticos y la falta de cohesión en otros aspectos económicos -y sociales, por descontado- requiere superar un desequilibrio de fuerzas. A día de hoy, Alemania tiene el capital, y Alemania se cree, por ello, capaz de imponer sus políticas como si toda la eurozona fuese su periferia federal, pero no hay mal que cien años dure.
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José Luis Gómez