La bolsa española sigue sin una tendencia clara. El IBEX anda rozando los 8.000 puntos. Cierto que no duran mucho las crisis internas de otros países de la UE, pero tampoco anotan las decisiones del BCE como la de flexibilizar las condiciones para aceptar más deuda como aval o las de otros bancos centrales. En cambio esta semana la bolsa ha vivido una auténtica tormenta por las consecuencias de la reforma energética aprobada por el Gobierno. Cierto que la prima de riesgo no da sustos y que los inversores siguen apostando por la deuda pública española. La última subasta apartó los miedos de que la corrupción y las últimas aportaciones informativas del ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, pudieran estar minando la confianza en España. La subasta se saldó con tipos más bajos y mayores peticiones. Eso sí, hemos sabido que la deuda pública alcanza ya cotas históricas en relación al PIB, quizás como dice el Banco de España, por encima del 100 por ciento. Las pérdidas anuales del IBEX se acercan al 3 por ciento.
Hay, sin embargo, otras noticias que no llegan a los ciudadanos y que son verdaderamente importantes. El déficit comercial se ha situado en mayo en 27,5 millones de euros frente a los casi 2.000 millones de mayo del año pasado. Casi, casi equilibrio. Las exportaciones han aumentado un 7,3 por ciento y las importaciones un 2,2 por ciento. En los cinco primeros meses del año, el déficit comercial ha descendido un 64 por ciento y alcanza algo más de 5.700 millones de euros.
Sin duda, la noticia económica que acaparará toda la atención de los españoles se producirá el jueves. Entonces el Ministerio de Economía hará pública la EPA del segundo trimestre. Resultados que podrían ser positivos a tenor de las recientes declaraciones de su titular, Luis De Guindos, que adelantó que ofrecerá buenas noticias. Veremos.
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Carmen Tomás