jueves, abril 18, 2024
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El machista Charlin y la tolerancia

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Está claro que hay que expulsar de la política los corruptos, pero también a los indeseables. Éste es el caso de un concejal del Bloque Nacionalista Galego en Cambados, Xaquin Charlin González, que en su blog personal se refiere a vicepresidenta del gobierno como «Chochito de oro». ¿Pero de dónde ha salido este tipejo? y ¿cómo ha conseguido llegar a ser concejal un machista de este calibre, que es una vergüenza, no solo para la formación política a la representa, sino para la localidad a la que le eligió como edil?. Según ha dicho este impresentable, el comentario viene al caso de unos supuestos gastos de la vicepresidenta en el ginecólogo y cuando se le ha afeado el comentario, se ha limitado a decir qué se trata de una ironía, un sarcasmo y no de una afirmación machista. ¡Claro! que ante la falta de argumentos -en un alarde de altura intelectual de primer nivel- se ha limitado a señalar «yo soy así y mi blog es así».

Cuando los partidos y la sociedad practiquen la «tolerancia cero» con estos personajes podremos decir que las cosas empiezan a cambiar

Es cierto que no es la primera vez que un político machista ataca a una contrincante, ni tampoco a un miembro de un gobierno. En su día el alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva (PP) dijo lo siguiente de la entonces ministra de Sanidad, Igualdad y Política Social, Leire Pajín. «Es una chica preparadísima, hábil y discreta. Va a repartir condones a diestro y siniestro. Cada vez que veo esa cara y esos morritos pienso lo mismo, pero no lo voy a decir», añadió. León de la Riva, que remató definiendo a Pajín como «personaje de dibujos animados», se disculpó luego por su «exceso verbal», pero sus palabras al igual que ahora las del concejal del BNG son el fiel reflejo del machismo feroz e insultante con el que se ataca a las mujeres políticas.

Los ataques a las mujeres del gobierno de Zapatero fueron múltiples y variados y bien lo saben la entonces vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega cuyo aspecto físico fue objeto de crueles burlas, o la ministra de Defensa, Carme Chacón, a la que se llegó a llamar «Carme la del bombo», cuando tomó posesión del cargo embarazada. Ataques y vulgaridades las ha habido para mujeres de todos los colores ideológicos y en todos los Gobiernos. La ex ministra Elvira Rodríguez (PP) tuvo que soportar desagradables comentarios por su talla, y hace ya muchos años en los comienzos de la democracia Soledad Becerril sufrió lo suyo al escuchar, entre otras lindezas, que era como «Carlos II vestido de Mariquita Pérez». Incluso se llegó a afirmar, en sede parlamentaria, que había que «convivir con la economía sumergida como con algunas mujeres; no se las puede eliminar». Perlas de este tipo han estado y están a la orden del día y lo más lamentable es que ese tono apestoso del machismo a veces directo y otras vergonzante y agazapado que es aun peor, pervive en el tiempo, como si nada hubiera cambiado.

El día que se aparte fulminantemente de la política a los machistas, cuando los partidos y la sociedad practiquen, de verdad, la «tolerancia cero» con este tipo de personajes y actitudes podremos decir que las cosas empiezan a cambiar. Desgraciadamente a día de hoy, ni siquiera entre las mujeres la vara de medir es la misma. Cuando la insultada y humillada es una mujer de izquierdas los movimientos feministas se movilizan de inmediato, pero si es una de derechas, como ha ocurrido ahora con Soraya Sáez de Santamaria, la respuesta es bochornosa y sospechosamente tímida. Si el insulto, la humillación y el ultraje a una mujer lo es o no lo es en función de su ideología política ¡apañadas estamos!. Está claro que hay personajes escatológicos como ese tal Xaquin -al que el BNG se ha limitado a pedir que retire el comentario- que deben ser apartados de la cosa pública, pero si encima las mujeres consideramos que un comentario soez, vulgar, chusco, ofensivo, denigrante y machista lo es sólo en función del color político de quien lo haga, y dependiendo de sí es de un partido o de otro… esto no tiene arreglo. !Que decepción!

Unas horas después de escribir este artículo dimitió Xaquin Charlin. Ahora solo hay que esperar que el BNG no le vuelva a presentar en sus listas por machista. Así habrá uno menos.

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Esther Esteban

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