jueves, marzo 28, 2024
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Mas y la «Marca España»

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Por razones opuestas, España ha sido noticia esta semana en dos capitales europeas. En Bruselas porque culminando una iniciativa de mejor raíz que puesta en escena, el ministro de Asuntos Exteriores presentaba la «Marca España». En París porque rozando no ya el ridículo sino lo patético, el presidente de la «Generalitat» de Cataluña intentó, sin éxito, ser recibido por el ministro de Defensa de Francia.

Tengo para mi que la campaña ideada por el ministro García Margallo para promocionar a España, siendo en sí loable, se torna bisutería de propaganda cuando en olvido de toda la compleja historia de nuestro viejo país, convierte en banal semejante legado al bautizarlo como «Marca España», como si se tratara de un producto de consumo. Diré más, contar en Bruselas ante un auditorio de flamencos y valones lo que es España supongo que les dejó pasmados visto que lo tienen clarísimo.

Basta darse una vuelta por la Grand-Place y entrar en alguna de las cervecerías de cuyos techos cuelgan muñecos vestidos a la manera cuando los soldados españoles de los Tercios de Flandes cortaban allí el bacalao y lo que se terciase si se trataba de culminar alguna encamisada.

Lo de París y el intento fallido de hablar con el ministro francés de Defensa, hunde la imagen de la «Marca España»

Buena la intención, pero penoso el desarrollo porque delata un mal de fondo, el mal que como país nos aqueja desde hace mucho tiempo: un cierto complejo de inferioridad. Complejo que no tienen países como Alemania, el Reino Unido ni, desde luego, Francia. Estén como estén sus economías o sea cual sea la órbita política en la que giran sus gobiernos, a nadie en Berlín se le pasaría por la cabeza iniciar una gira para presentarle al personal la «marca Alemania». Todos sabemos en Europa lo que son, lo que hacen y lo que hicieron los alemanes. Ellos, mejor que nadie y pese a todo, actúan sin complejos. Qué decir de Francia y su idea no extinta de «grandeur». Por no hablar del Reino Unido que si antaño gobernaba las olas, hogaño sigue manejando el cotarro financiero desde la «city» londinense. Son lo que son y se lo creen, están unidos y tienen claro lo que significa ser ingleses, alemanes o franceses y la fuerza y la cohesión que ese sentimiento les otorga. No necesitan salir con un plan de marketing para defender una «marca». Claro que, digámoslo todo, por suerte para ellos, no tienen que aguantar el bochorno y la deslealtad que supondría que a uno de los presidentes de sus «landers» o departamentos acudiera a un país vecino intentando entrevistarse con un ministro de Defensa extranjero en un extraño viaje hacia la deslealtad y puede que la traición.

En el resto de Europa nunca nos tomaran en serio mientras nosotros mismos no seamos serios. Mas allá de recordarle al ciudadano Artur Mas lo que decía Tarradellas –«En política se puede hacer todo menos el ridículo»-, es hora de que quien debe le pida cuenta de sus actos. Lo de París y el intento fallido de hablar con el ministro francés de Defensa, está claro que hunde la imagen de la «Marca España».

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Fermín Bocos

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