España tiene muchos problemas políticos y económicos, pero sin duda lo más acuciante a resolver es el elevado desempleo entre los jóvenes. Casi 6 de cada diez menores de 25 años está en paro. Es la gran preocupación nacional y europea. Encima de la mesa existen en este momento propuestas que intentan luchar contra esta auténtica lacra. La Ley de Emprendedores y la recientemente aprobada Ley de Educación van en esa dirección. Reducir el abandono escolar, mayor formación, más sincronización entre estudios y mercado laboral, formación profesional. Todos son elementos imprescindibles para recortar esas abultadas cifras. También no cabe duda que el país debe encontrar nuevas vías para que la economía crezca. Ya no vale el ladrillo y los servicios.
Hay quien pone el grito en el cielo porque se van nuestros jóvenes mejor formados
La exportación es un camino sin lugar a dudas. La industria agroalimentaria está creciendo de forma espectacular. Pero no es suficiente. Por ello, a mí al menos, no parece mal que en esta dura transición entren fórmulas como la conseguida el lunes por la ministra de Empleo. Fátima Báñez ha firmado con su homóloga alemana un acuerdo de formación y movilidad que podría llevar a Alemania hasta 5.000 jóvenes españoles cada año. Un pacto que combina formación y estudios y que está abierto también a personas más cualificadas.
Ya sé que hay quien pone el grito en el cielo porque se van nuestros jóvenes mejor formados. Pero, aparte de que es mejor irse, forjarse una experiencia y ganar dinero, es bueno también porque te saca de casa, del desánimo y la desesperanza. Nuestros jóvenes van a formarse, a conocer otro idioma y volverán o no. España también se aprovechará del talento nuevo desarrollado y la experiencia acumulada. Todo lo que se haga en este terreno será poco y hay que aplaudir iniciativas de sentido común que den esperanza a miles de jóvenes.
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Carmen Tomás