A Luis De Guindos le parece bien la propuesta de Rubalcaba de retirar de la circulación los billetes de quinientos euros. Dice, para apuntalar su afirmación, y no sin cierta displicencia, que él nunca ha visto uno. Parece, pues, que el primer gran pacto nacional sobre la crisis entre los dos grandes puede ser acerca del papel moneda, el número de euros que se refleja en él y seguramente el color purpura que lo identifica en la distancia.
Estremecedor. Me imagino que en el país de doña Talegón candidata espontanea, pareciendo decir con voluptuosidad intelectual y coquetería ideológica: mírala cara a cara que es la primaria; chúpate esa, y claro no es extraño que la frivolidad en el tratamiento de los asuntos y las propuestas sea tan poco sutil y tan corriente al mismo tiempo. Estamos para chistes, gracietas, para socarronería cañí. El humor nacional se ceba con los asuntos trágicos, por eso los de fuera, que son más cuidadosos, cuando les traducimos nuestros argumentos jocosos, se quedan impávidos. Impávido era un juego en un chiste. Eso somos, actores de juegos que apenas tienen gracia pero que hacen reír desaforadamente.
El primer gran pacto nacional sobre la crisis entre los dos grandes puede ser acerca del papel moneda
No me gustan las propuestas que se manejan en esta especie de simplificación por elevación del tiro. Me explico. Se complejizan las propuestas y finalmente se reducen, como las salsas, a los famosos mensajes ramplones con que sueñan los publicistas: retirar los billetes de 500 estaba destinado al exito, creían, supongo, o a pasar una travesía jocosa y, crítica, apocalíptica, si me apuran, y a terminar reducida a la nada por negación. Pero ahora el ministro de turno le ha ahorrado el calvario del viaje: le parece bien y por tanto no hay más que hablar. Se acabó.
A veces me pregunto donde florecen las grandes ideas, y si estás contemplan la posibilidad de que quienes son sus destinatarios sean conisiderados con una capacidad de interpretación de más allá de primero de BUP. No es que De Guindos me parezca más listo, inteligente o habilidoso para hacer embarrancar no se qué propuesta, sino que no entiendo cómo con lo que cuesta fijar una idea creíble en una opinión pública tan agitada y descontenta, se gasta artillería proponiendo cosas que lleva más tiempo explicarlas que desarrollar la teoría del big bang, y menos en desmontarla que en pronunciar las dos palabras anteriores
Entre el 1 y el 2 de mayo hay mucho más que un salto en el reloj: hay siglos de revuelta y transformación, de rebeldía e inquietud revolucionaria. Es interesante escuchar los razonamientos y los mensajes que se emiten con relación a estas fechas, y tiene mucho más interés recordar con cautela, y con cariño, que si la primera representa la esencia de la lucha del movimiento obrero, la segunda rememora en España el nacimiento de la izquierda política en torno al mismo movimiento. Y por eso, con el coraje que da recordar a aquellos hombres buenos que fundaron el PSOE, se hace menos soportable la convivencia con tanto ‘candidatismo’ infantil, tanta propuesta banal y tan frívola e insípida perspectiva de futuro cuando es precisamente De Guindos quien concede misericordiosamente la razón a los jefes de la cosa y su ocurrencia. Mal asunto, tomen nota.
Rafael García Rico