Poner paños calientes a la situación sería un acto de irresponsabilidad política y de incomprensión a los grandes problemas personas que se plantean en la sociedad. Las cifras del paro son insoportables. España se encuentra sumida en una pendiente por la que lleva cayendo, consciente o inconscientemente desde 2008. Todos los eufemismos están agotados: ni desaceleración – aquella irresponsable ficción de Zapatero – ni brotes verdes – la frívola expectativa de su vicepresidenta económica – ni el retorcimiento del lenguaje al que ahora nos somete Fátima Báñez entre los silencios habituales de un presidente de gobierno escondido en el plasma.
Es agotador el estéril debate entre oposición y gobierno cuando es evidente que ambos están bajo la imperial bota alemana
De esto del paro apenas se habla. No hay posición inteligente que se anticipe al lento, continuado y machacón avance de las cifras. Ni partidos ni sindicatos ni patronales son capaces de decir algo consistente que ponga fin a la angustia. No hay discurso porque no hay ideas. Estamos atrapados en la debacle a la que nos ha arrojado el tiempo anterior, la gestión presente y la actitud enloquecida e irresponsable de Alemania y Bruselas. Es agotador el estéril debate entre oposición y gobierno cuando es evidente que, matices de uno u otro aspecto, ambos están bajo la imperial bota alemana haciendo y deshaciendo a conveniencia de la disciplina germánica y los criterios exportados por ellos a Bruselas.
No hay expectativa mientras no haya un cambio severo de rumbo europeo. Esa es la posición que debería defender el conjunto de las fuerzas políticas con un verdadero interés nacional. Menos nacionalismo local y más defensa del futuro que nos interesa como país. El cambio de rumbo europeo es una necesidad y culpar a este gobierno de esta situación obliga necesariamente a culpar a la oposición oficial – Rubalcaba era ministro y vicepresidente en los gobiernos del desastre de ZP – y a los agentes sociales – UGT, CEOE o CC.OO -.
Y las lecturas partidistas de este resultado que sepan todos los portavoces que serán un insulto más a los que sufren el paro y a los que viven la angustia de temer padecerlo. O soluciones, o nada.
Editorial Estrella