jueves, abril 25, 2024
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Grillo: ¿la solución neofascista?

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Creo que no hemos prestado suficiente atención al fenómeno global que representa Beppe Grillo, el falso político italiano que enmascarado en una formulación supuestamente antisistema, es decir, contraria al modelo bipartidista de gestión de la crisis, se revela con rasgos fácilmente identificables en la tradición más que populista europea, más bien netamente fascista.

La crisis italiana se compone de todos los elementos que facilitan el enjuague ultra

Desde luego que su discurso no se compone de los rasgos identitarios de la ideología de extrema derecha, ya que, con el tiempo, estos se han difuminado en nuevas presentaciones y con un formalismo diferente. Pero el mensaje que cuestiona la viabilidad del sistema democrático tal y como él lo conduce y la alternativa que ofrece – ninguna que no pase por él mismo – reflejan los tics del mesianismo que encumbraron al viejo duce Mussolini.

La crisis italiana se compone de todos los elementos que facilitan el enjuague ultra: hay una parte rica, productora, y otra pobre, ‘subsidiada’; hay una casta política decadente; unas instituciones inmersas en una crisis de legitimidad que se confunde con la misma crisis de legitimidad de los que las ocupan; hay una clase dominante aquejada de los vicios de la corrupción, el monopolismo y otras características conocidas.

Y otras cuestiones que suponen el contexto de crecimiento de esta falsa alternativa. Empezando estas últimas por la irrupción de una generación joven pero brutalmente desencantada, una crisis europea que hace naufragar la visión positiva de la construcción comunitaria y particularmente del euro, la globalización de la información, la irrupción de tecnologías que permiten la comunicación horizontal sin necesidad de intermediación y, por tanto, control o tamización, todo ello, manipulado con inteligencia crítica y con una visión claramente rupturista, puede conducir a la fabricación espontanea de un nuevo modelo de movimiento fascista.

Y eso es lo que está ocurriendo con Grillo y su insistencia en promover la ingobernabilidad. Me gusta poco el Partido Demócrata Italiano, sobre todo el papel de los nuevos tiburones que se popularizan combinando cierto neoliberalismo con una estética progresista, como el artífice de la ‘ejecución sumaria’ de Bersani, el alcalde de Florencia, derrotado previamente en primarias populares pero ambicioso en sus objetivos de liderazgo.

El ocaso de la izquierda y la supervivencia infinita de Berlusconi alimentan a Grillo

El insistente ocaso de la izquierda, acomplejada de mostrarse como una alternativa consecuente al capitalismo triunfador y la supervivencia infinita de Berlusconi alimentan a Grillo – surgido de la ‘indignación’ y apalancado en ella instrumentalmente para manipular el poder -, y mantiene en el verdadero centro del poder a Monti, que antes gobernaba sin urnas y ahora, tras las elecciones lo hace sin parlamento puesto que la interinidad con la que gobierna, hagan memoria, le prorroga meses en el cargo sin corresponderle este más que de forma interina ¿Han vuelto a oír hablar de la prima de riesgo italiana? Ni siquiera hemos oído hablar de la familia italiana.

Saquen sus conclusiones, pero las mías son estas: descomposición de la izquierda, crecimiento del monstruo y poder efectivo en manos de los intereses de Bruselas, los grandes centros de poder financiero y la señora Merkel. Y Grillo medrando lento pero seguro.

Rafa García-Rico – en Twitter @RafaGRico – Estrella Digital

Rafael García Rico

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