martes, abril 23, 2024
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Grimau

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Lo escribió Machado en su Campos de Castilla, y por más que se tuerzan los hechos sigue siendo así: la verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés. Así ocurre, un año más, en el aniversario de la muerte de Julián Grimau, dirigente comunista fusilado durante la dictadura franquista, y cuyo juicio en Consejo de Guerra y la sentencia subsiguiente de condena de muerte, siguen siendo un asunto deplorable de la historia reciente, que a pesar de los intentos de familiares y compañeros no ha podido ser en absoluto reparado.

Le molesta mucho a la derecha la reivindicación de la memoria

Le molesta mucho a la derecha la reivindicación de la memoria. No le molesta mantenerla viva para hablar del terrorismo, en ese aspecto lo comprenden todo, como es lógico. Pero su memoria es selectiva, oportunista e interesada. No voy a dedicar ni una línea al asqueroso comentario del director del tebeo monárquico, ABC, convertido en eso por atrofia intelectual y por sus mercenarios, porque, al fin y al cabo, mientras haya queso habrá ratas, y mientras se consientan semejantes comportamientos bajo el estúpido palio del talante y el insípido consenso de la inmoralidad, todo seguirá así.

Mientras la izquierda desiste de reivindicar la legítima memoria de los que expresaron sus convicciones democráticas, incluso con la entrega de su vida, la derecha cada vez más extrema, implacable, desmonta la política de bienestar social, se reivindica a si misma sin complejos, y se exalta entre los carteristas que dirigen su principal fuerza política y el matonismo intelectual para definirse entre la política y los correajes, como lo han hecho siempre: persiguiendo las libertades, insultando a los que las defienden, abominando de la justicia social o persiguiendo la igualdad como la peor de las maldades. Esa es la verdad, sea como se presente.

Como es la verdad que el franquismo fusiló a Grimau porque quiso escarmentar al movimiento obrero que se organizaba en los primeros años de los sesenta, desde la huelga tranviaria de Barcelona, a finales del decenio anterior, hasta las huelgas mineras de Asturias, y que amenazaba la estabilidad de su subsistencia. Lo fusilaron por la brutal ideología del terror que los inspiraba y defendieron el crimen hombres tan preclaros del franquismo como Fraga Iribarne, fundador de este PP, devenido en futuro democrata de la calle es mía. La verdad es la que es.

Rafa García-Rico – en Twitter @RafaGRico – Estrella Digital

Rafael García Rico

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