jueves, abril 25, 2024
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Hacienda no somos todos

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Coincidiendo con el inicio de la campaña para la declaración de la renta, hemos sabido que Diego Torres, el socio de Iñaki Urdangarin, también se acogió a la amnistía Fiscal y que regularizó 160.000 euros que tenía ocultos en una cuenta de Luxemburgo. Si en su día ya me manifesté en contra de la amnistía fiscal como formula recaudatoria -tanto la realizada con este gobierno como por los anteriores- hoy noticias como esta me reafirman en la opinión y me revuelven el estómago. Ahora resulta que casi todos los «chorizos de última generación» de este país como Bárcenas, el propio Torres, los hermanos Pujol. etc. utilizaron este instrumento para blanquear dinero que, probablemente, tenía un origen delictivo y que de una u otra forma procedía del saqueo de las arcas públicas.

La amnistía fiscal era la medida estrella del gobierno para cuadrar las cuentas del 2012

Cuando el ministro Montoro anunció la polémica Amnistía Fiscal se marcó como objetivo recaudar 2.500 millones de euros de rentas no declaradas y aunque finalmente solo consiguió que se recaudaran 1.200, los defensores de la idea siguieron insistiendo en que se conseguirían aflorar miles de millones de capital escondido en paraísos fiscales, lo cual se traduciría en dinero contante y sonante para este país, pero hasta ahora este ha sido solo el cuento de la lechera.

Hacienda se mostró dispuesta a dar todo tipo de facilidades a los defraudadores y tras abrir el proceso sobre el blanqueo de dinero en efectivo se dieron las suficientes garantías jurídicas para quienes decidieran aflorar su patrimonio oculto lo hicieran. Y todo, porque la amnistía fiscal era la medida estrella del gobierno para cuadrar las cuentas del 2012 aunque, finalmente, ni lo recaudado fue lo previsto ni los amnistiados son precisamente lo mejor de cada casa sino más bien lo peor. De hecho a medida que conocemos las identidades se nos va quedando mayor cara de tontos.

Resulta que Hacienda nos tiene a todos con el agua al cuello y el ministro cuando no amenaza a las autonomías que no pagan, pone a los medios de comunicación o a los tertulianos en su punto de mira. «No se puede sentar cátedra pública y luego no pagar impuestos», dijo cargado de razones. Además añadió que «determinados grupos políticos, medios de comunicación y personalidades públicas son los primeros que tienen que dar ejemplo». El tema es que no se puede tener ese discurso implacable y no enterarse de que la amnistía fiscal ha servido para que algunos conocidos sinvergüenzas blanqueen sus cuentas.

Ni Hacienda somos todos, ni todos contribuimos igual a la hora de pagar religiosamente nuestros impuestos

Tiene razón el ministro cuando repite hasta la saciedad que Hacienda somos todos, pero unos más que otros y los que más tienen deben ser más Hacienda. El tema es que eso como frase hecha está muy bien pero, en vista de lo visto, no se corresponde con la realidad. Ni Hacienda somos todos, ni todos contribuimos igual a la hora de pagar religiosamente nuestros impuestos.

La realidad es que nos hemos enterado por los jueces y no por el ministro que los Torres y Cía se acogieron a la cacareada amnistía y una vez más los que se saltan y desprecian la ley son los primeros que luego se benefician de ella aprovechando cualquier recoveco. La realidad es que a los cumplimos con nuestras obligaciones se nos queda cara de tontos. ¿O hay demasiado listo y aprovechado suelto?

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Esther Esteban

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