miércoles, abril 24, 2024
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Tito José Mari y la sobrina en tetas

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Dice la sobrina iconoclasta de Aznar que en casa del expresidente lleva los pantalones doña Ana. Que su prima Anita dio un pelotazo cuando se lió con Agag y que tito José Mari es muy gracioso, sobre todo en la mesa. Así están las cosas en este ruedo ibérico. Ni la decencia que debe acompañar a la familia bien avenida, se respeta.

Estamos al borde del diluvio, encaramados a una pared de la que ya no quedan resquicios a los que agarrarse y desde la que es imposible adivinar un futuro halagüeño. Los valores, ese recurso circunstancial del que siempre se tira cuando pillan a uno acometiendo un acto impropio, o más bien propio, de la propia formación, se extinguen como un fósforo en la suave y temprana manita de una cerillera abocada al infortunio.

La guinda de este pastel ácido es el descubrimiento de la pertinaz manía de querer saber a través del espionaje

España es una cerillera en invierno. Somos como un cuento infantil sin moraleja, no hay enseñanza que acompaña a las travesuras de estos políticos de ahora. El dislate carece de recompensa espiritual para el espectador, porque, a la larga, no aprendemos nada. Esto debe de ser cíclico y por eso no hay sonrojo posible sino, simplemente, mantenimiento gallardo de la compostura. Ya se saldrá de esta.

Si el Quijote se abalanzaba sobre molinos creyendo enfrentarse a gigantes, nosotros nos enfrentamos a gigantes mientras estos nos hacen el molinillo con los dedos. Hay algo de escarnio en el talante de los afectados. Somos así, parece que dicen, porque nos habéis hecho así. Y uno reflexiona. Igual que Jeanette, que miraba al mundo en blanco y negro. Somos culpables de lo que nos pasa, a ver si nos enteramos.

La guinda del oprobio no es el desplante ordinario de Bárcenas. La guinda de este pastel ácido es el descubrimiento de la pertinaz manía de querer saber a través del espionaje. Y entonces uno siente una nauseabunda irritación, como si de un efecto secundario se tratara, porque lo es. Toda la desagradable angustia que vivimos estos días proviene del reflejo emocional de ver a la sobrina en tetas, sin pudor y en tetas, mientras alumbra pequeños secretillos de la familia. Dónde quedará El Escorial y su gratificante recuerdo espiritual.

Rafa García-Rico – en Twitter @RafaGRico – Estrella Digital

Rafael García Rico

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