jueves, marzo 28, 2024
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Estado y Nación

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Si saliéramos a la calle a preguntar cuál es el estado de la nación la mayoría de los ciudadanos nos dirían que penoso. Los periódicos casi de la primera a la última página son una crónica interminable de sucesos. Sucesos repugnantes, como los casos de corrupción que afectan a todos los partidos políticos casi sin excepción. Sucesos terribles, escalofriantes, como el de esa mujer que se quemó a lo bonzo en la sucursal de su banco, al grito de «me lo habéis quitado todo». Sucesos que encogen el alma como de esa anciana de La Coruña desalojada de su casa, porque no ha podido pagar apenas los 130 € que le cuesta el alquiler. Sucesos de suicidios, pobreza, desesperanza, desilusión, decepción y todo un ramillete de adjetivos calificativos que no auguran nada nuevo.

El estado de la nación se llama miopía política, partidismo barato, demagogia a raudales

Tenemos una nación empobrecida, triste, incapaz de ver la luz al final del túnel, no porque no exista, sino porque es imposible vislumbrarla con la que está cayendo. El estado de la nación se llama miopía política, partidismo barato, demagogia a raudales, políticos de medio pelo, enredados en el «y tu más». Claro que también se llama paro, abusos y estrecheces. Es verdad que a este lamentable estado de la nación no se llega en un plis plas, y también es cierto que el gobierno es sólo responsable, en parte, de lo que está pasando. No seré yo quien vuelva mentar la bicha de la herencia recibida que evidentemente ha sido lamentable. El daño está hecho, y ya no vale absolutamente de nada seguir llorando por la leche derramada.

Los ciudadanos somos conscientes de que han pasado los años de vino y rosas y nos preguntamos porque dicen todos que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades cuando son ellos, los políticos, los que han hecho más ostentación de nuevos ricos. Ahora nos culpan a nosotros, por haber querido tener buenas casas, por haber perdido hipotecas cuando podíamos pagarlas, por habernos entrampado para poder viajar y conocer mundo. Nos culpan por habernos creído aquella máxima del socialista de que España era el país donde más fácilmente se podía hacer dinero en menos tiempo. Nuestro problema es que les hemos creído, a todos ellos, fueran del PP o del PSOE durante muchos años, les hemos dado nuestro voto y ofrecido nuestro esfuerzo, pero han sido ellos los poderosos quienes a las primeras de cambio nos han dado la espalda acusándonos de todos los males por derrochadores. Eran ellos los que animaban a calentar o enfriar el consumo según tocaba, ellos los que pensaron que había que fomentar y no pinchar en mucho tiempo la famosa burbuja inmobiliaria y también quienes nos hablaban de coherencia, de ideología y justicia, cuestiones todas ellas que a la hora de la verdad solo han servido para añadirlas a la lista de incumplimientos.

La famosa peineta de Bárcenas es una perfecta metáfora del estado de esta nación

La famosa peineta de Bárcenas es una perfecta metáfora del estado de esta nación. Los poderosos, los que han robado el dinero a espuertas, los que de verdad llevan muchos años viviendo por encima de sus posibilidades al olor del dinero público nos hacen ahora a todos una peineta. Son chulos, altaneros, se creen por encima del bien y del mal y por supuesto nos miran con desprecio desde su atalaya de privilegios, porque nos ven como seres de una casta inferior, que merecemos lo que nos está pasando. Piensan que no nos hemos ganado suficientemente el pan con el sudor de nuestra frente, y el drama es que habido tantos y hay tantos cómplices del dinero fácil y el chupichollo que han dejado el estado hecho un erial.

El estado de la nación es absolutamente lamentable, casi explosivo y no sólo porque tengamos casi seis millones de parados y la gente se suicide porque no ve salidas, también porque la corrupción política es asfixiante y crea un caldo de cultivo muy peligroso, a la vez sitúa a los partidos y a los políticos en su cuota más alta de desprestigio de toda la democracia.

Estamos ante la tormenta perfecta con todo tipo de crisis: económica, política, social, institucional, ética y moral pero lo suyo es que nuestros representantes intentaran poner diques de contención y lejos de eso mucho me temo que hoy mismo el debate del estado de la nación que se celebrará en la carrera de San Jerónimo tendrá poco de debate poco de nación y mucho de miseria y de miopía partidista. Así no hay quien levante cabeza.

Estrella Digital respeta y promueve la libertad de prensa y de expresión. Las opiniones de los columnistas son libres y propias y no tienen que ser necesariamente compartidas por la línea editorial del periódico.

Esther Esteban

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