Ha requerido más tiempo del esperado, pero al fin ha comenzado a dar frutos de verdad la presión popular sobre el Gobierno de la derecha, que se viene produciendo casi desde el día mismo de su llegada al poder. Rajoy, su Ejecutivo y los dirigentes del PP se creían que la presión de las gentes de España en todos los terrenos iba a terminar pronto por aburrimiento. Pero también en eso se equivocaron. Hemos visto como, en el espacio de 36 horas, el Gobierno ha tenido que dar marcha atrás en seis asuntos del más variado tipo, seis rectificaciones en tan pocas horas, referidas a diversos y candentes temas de corrupción y de reivindicaciones populares. A veces, la rectificación llegaba poquísimas horas después de haber dicho o decidido algo. Me parece que la palma se la lleva el pobre Carlos Floriano, al que le hacen jugar en los asuntos más idiotas y él se deja, al parecer. Las marchas atrás son un arma de doble filo: suponen una muestra de cordura política en el rectificante, pero al tiempo entrañan un elemento fortalecedor de las presiones populares.
Al fin ha comenzado a dar frutos la presión popular sobre el Gobierno de la derecha
Fue en mayo de 2011 cuando todo comenzó, con la aparición del movimiento 15-M, al que la derecha vaticinó corta vida, sin darse cuenta de que lo que nacía no era una fuerza política sino una nueva conciencia, que tomó estado de naturaleza tras la llegada al poder del PP, con las patéticas seguridades y promesas de que su solo acceso a La Moncloa iba a generar de inmediato un cambio radical en el rumbo de la crisis económica y del paro, cambio que se produjo, sí, pero en la dirección contraria a lo prometido. Aquella nueva conciencia va fructificando ahora, con un pueblo español cada vez más movilizado contra las inmensas arbitrariedades e injusticias del poder político y económico. Ya se ha demostrado que la presión popular es eficaz y que cada vez cobra mayor poder transformador. La definitiva consolidación llegará cuando esa presión logre también convertirse en una fuerza política actuante e integradora de todos los movimientos y fuerzas dispuestos a la real regeneración democrática y al cambio institucional.
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Pedro Calvo Hernando