viernes, abril 19, 2024
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Rajoy, recuerda que eres mortal

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Mientras Fátima habla, Báñez nos hunde. En todos los años de democracia no recuerdo una constelación de declaraciones producidas por una sola ministra, que infundan tanto respequemor, pavor y perplejidad, en atribuladas dosis, a la opinión pública. Me pasé ocho años oyendo hablar cuando no de Pajín sí de Aído, y aquí andamos a vueltas con la Báñez, y con su Fátima, sin que nadie convierta este sonrojo nacional en un acto patriótico de despido o de mofa.

La culpa la tiene la comunicación; como si los ministros no fueran visibles antes de ponerse a comunicar

Puede que hayan pactado Ana Mato y ella. Ana Mato, qué quieren que les diga, no debería dimitir. Es más, me opongo a su dimisión o cese. Ella sola, sin su marido, es el ‘memento mori’ de este gobierno. Ella es la piedra que arrastra el Presidente, el recordatorio constante y latente de la fugacidad de lo terrenal, el efímero viaje por la gloria que realizan los mortales más afortunados, pero mortales.

Ana Mato no debe irse, pedirlo es una ingenuidad, una sinrazón: ella tiene su papel, su función en la escena. Es, en estos momentos de confusión, la única certeza del gabinete. Su continuidad es la verdad de su mentira. Pero Báñez, el lado oscuro de la optimista Fátima, sí que es prescindible. Es innecesaria porque el tiempo de los apologetas ha pasado.

Dicen que el Gobierno no tiene buena política de comunicación. La culpa la tiene la comunicación, vaya. Como si los ministros no fueran visibles antes de ponerse a comunicar. Pero ya es tarde, pasaron los días de la apología interior. La errática banalidad del presidente ha rescatado a González Pons y lo ha ungido para cumplir con la misión reveladora.

Tiempos de cuaresma, de templanza y de frugalidad. Paisajes de nieve y lluvia que hacen presentir la llegada de la primavera que ya está ahí, oculta, pero resurgiendo lentamente en las ramas desnudas de los árboles y en los tallos de las plantas. Pobre Ana Mato que lleva implícita en sí misma la negación de la negación, ojalá sobreviva a Fátima, la expresión gestual de Báñez. ¡Réspice post te! Hominem te esse memento: ¡mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre y no un dios, siente Mariano que Ana le dice cuando la mira.

Y ellas se sonríen en los bancos azules del Congreso, olvidando que estos son tiempos de penitencia.

Rafa García-Rico – en Twitter @RafaGRico – Estrella Digital

Rafael García Rico

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