viernes, abril 19, 2024
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Cesa el vicealcalde de Madrid

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Los entresijos del poder son cualquier cosa, menos diáfanos. En las bambalinas de los aparatos del estado, se esconden misterios de orden interno y de funcionamiento que no brillan por su cristalina transparencia sino por su opacidad y complejidad en el razonamiento de las actuaciones.

Las circunstancias han podido con el vicealcalde

No sabemos cómo se fraguan las estrategias, las tácticas del mismo modo que no sabemos cómo se gestan las grandes decisiones. Un aforismo americano dice que hay dos cosas que es mejor no saber cómo se hacen: las salchichas y las leyes.

Algo parecido pasa en el resto del mundo, al menos para el común de los ciudadanos, que ni se imagina el alcance de las imposturas y los juegos de simulación que suelen acompañar los movimientos que se orquestan en la oscuridad de los salones, sobre el cómodo pisar de las alfombras, al amparo de los tapices del poder.

Miguel Ángel Villanueva ha dimitido o ha sido cesado. Digamos, para encontrar un punto equidistante que nos ahorre el error, que las circunstancias han podido con el vicealcalde y que se hacía insostenible la continuidad del equipo de gobierno municipal madrileño sin que alguien cargara con la responsabilidad de lo sucedido la noche de la fiesta de Halloween.

La dimisión de Calvo no bastaba para oscurecer las presuntas culpas del consistorio en el fallecimiento de cinco jóvenes que además de perder la vida de forma terrible se han visto colocadas en el centro de un debate público en el que ellas jamás deberían haber estado cuando las responsabilidades son única y exclusivamente de quién organizó el desastre y de quienes permitieron inconscientemente que este sucediera.

Botella ha decidido asumir el máximo razonable de responsabilidad en la gestión de esta crisis

Ana Botella ha decidido asumir el máximo razonable de responsabilidad en la gestión de esta crisis. Y ha puesto en suerte la salida de Villanueva. Como decíamos al comienzo es irrelevante saber si ha sido ‘impulsado’ o si ha sido ‘aconsejado’ o si simplemente ha sido aceptada una dimisión cuyo origen no está en la alcaldía exclusivamente, están en el sentido común, puesto que ante semejantes hechos deben producirse semejantes consecuencias, sí o sí independientemente de la categorización de la culpa.

Es una cuestión de trasparencia social que los poderes públicos asuman alguna vez consecuencias de los actos que están bajo su responsabilidad directa o indirecta, pero como no estamos acostumbrados a que esto suceda ponemos el acento en el dedo indicador de la decisión. Pero eso es irrelevante.

La alcaldesa ha asumido su deber, un deber público, transparente y nada maniqueo.

Editorial Estrella

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