viernes, abril 19, 2024
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Una alternativa mejor haría más izquierda

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Habrá que pensar en otras formas, nuevas o distintas, de protesta social, puesto que es evidente que si el PSOE no recoge el enfado ciudadano, los sindicatos tampoco son capaces de multiplicar la movilizacion de tal manera que refleje el verdadero estado de cabreo popular que se respira en el ambiente y que se lee en las encuestas, con independencia del ninguneo oficial de sus actos por los medios habituales y los organismos públicos de más que sobrada sumisión al poder político establecido.

Con todo, lo cierto es que hace tiempo que se ha extendido un desajuste importante entre la mayoría de los que rechazan las políticas actuales y las fuerzas politicas y sindicales que deben convertir el enfado en una reacción con mayor consistencia estratégica. Y ese desajuste, o distanciamiento, hacen completamente vulnerable la politica de oposicion parlamentaria y social al gobierno.

En el futuro inmediato, la izquierda debería evaluar las razones por las que no cuaja una respuesta contundente al mayor recorte presupuestario en servicios públicos y prestaciones sociales en este tiempo constitucional. Debería estudiar, de igual modo, cómo fue posible parar al país completamente el 14D por un plan de empleo juvenil y cómo hoy no pueden conseguir una indiscutible movilización callejera que refleje el estado de la opinión pública.

Es obvio que se dan las condiciones objetivas, y es más obvio aún que no se da ninguna de las subjetivas para que la izquierda protagonice la contradicción con la estrategia económica y social del gobierno. La debilidad que afecta a la política y del sindicalismo es un hecho incontrovertible, aunque seguramente coyuntural y como producto de unos ataques terribles hechos desde la derecha mediática contra el funcionamiento sindical y por los discursos populacheros que reducen el sindicalismo a un cortejo de vividores; de igual resultado pero bien distinto origen es la falta de sintonía de los socialistas con la sociedad, fruto de una penosa salida del gobierno y una errática travesía postelectoral llena de amagos, complejos y simplonerías tácticas. Buena prueba de ello es la aparición espontánea de movimientos sociales que buscan su propia y original respuesta a la crisis sin ningún tipo de dependencia motivadora.

En este contexto de disgregacion, sería bueno, para ellos, desde luego, que sindicatos y PSOE revisaran sus estrategias, porque se puede acabar dando la circunstancia de que la indignación social termine por brotar y manifestarse al margen de sus propuestas. Y en estos momentos, nada aconseja a que trabajadores y ciudadanos pierdan el contrapeso y la interlocución que estos representan en las instituciones.

La «toma de la calle» puede producir efectos adversos si a la gente no se le dice bien y se le explica mejor cual es la alternativa por la que deben movilizarse. Y una alternativa no es lo mismo que una negativa.

Rafael García Rico

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