sábado, abril 20, 2024
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Grave crisis internacional

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El terrorismo contra los intereses de los Estados Unidos en el mundo entró en campaña esta semana. Los americanos decidirán en noviembre quién será su presidente los próximos años, y las encuestas anuncian una carrera electoral muy reñida.

La aparición del terrorismo, que ha segado la vida del embajador de los EE.UU en Libia, víctima de un atentado en la ciudad de Bengasi, pone punto final al idilio de los estadounidenses con sus dos grandes partidos, tras un verano de convenciones vacías de contenidos programáticos y pletóricas de espectáculo, y los enfrenta a la dura realidad de decidir fríamente una política a seguir en un mundo agitado por convulsiones que, una vez más, señalan al «imperio» como objetivo de los radicales.

Esta vez el detonante de la ira musulmana ha sido el tráiler de una falsa película que ridiculizaba de forma sacrílega al profeta del islam. La causa no es especialmente novedosa, aunque en esta ocasión la intencionalidad de provocar una reacción de repulsa e ira es la única razón de ser del atropello. En otras ocasiones, medios laicos publicaron viñetas cuyo ánimo no era el de la provocación y pusieron de manifiesto la irritabilidad de los ofendidos. Basta recordar, como paradigma absoluto de esta reacción de intransigencia el nombre de Shalman Rushdie, autor de una obra titulada «los versículos satánicos».

A diferencia de esas ocasiones – en las que entraban en contradicción puntos de vista opuestos o el ejercicio de la libertad de expresión-, el fin ha sido única y exclusivamente la provocación y la agitación de las masas ofendidas. Hasta tal punto ha tenido eficacia, que hoy Estados Unidos es un país que vive una alerta por amenazas de terrorismo en todo el mundo, ya que, una vez más, se les hace responsables de esta situación.

Todo esto pone en evidencia las relaciones internacionales en Oriente Medio tan sólo unos meses después del fin de la guerra en Libia o del fin de las primaveras árabes en Yemen y Egipto. Estados Unidos deberá medir el nuevo modo de resolver conflictos de esta naturaleza por la vía diplomática, aunque la campaña electoral exija del presidente una contundente respuesta bélica. El mundo cambia y se transforma y cada paso que se da puede acabar siendo un paso sobre una mina que desataría un conflicto cuya dimensión y consecuencias no podemos ni imaginar.

Editorial Estrella

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