Comienza el curso. Ciertamente lo hizo el sábado, día uno. Volvimos de las vacaciones estivales con un nuevo IVA, que ayudará a crecer la inflación, como ocurrió en agosto, básicamente por el precio de los carburantes.
Empezó el curso con mítines. Los políticos nos tienen acostumbrados a esta fórmula do comunicación, que no admite ni preguntas ni razonamientos complejos, transferencia de información o detalles concretos que ayuden a comprender las cosas que nos pasan.
Y fue en Galicia, donde tanto Rajoy como Rubalcaba empezaron con la sempiterna mecánica electoral.
Uno fue a apoyar a Nuñez FeijóO y el otro a Pachi Vázquez quien, finalmente, se ha impuesto por la vía del calendario judicial al imputado Blanco, que se ha visto obligado a esperar una resolución judicial que lo exonere de responsabilidad penal, aunque ya no le sirva ni para ser candidato ni para hacernos olvidar sus reuniones en gasolineras.
Rajoy nos habló del IVA, como una necesidad imperativa. Rubalcaba de la injusticia de equiparar impuestos de yates y bolígrafos escolares. La necesidad de aplicar políticas duras es indudable y la responsabilidad de Rubalcaba en la situación que vivimos no lo es menos.
Debería haber más prudencia en el atril: el PSOE subió el IVA y aprobó una inútil reforma financiera. Las dos primeras acciones del PP.
Vienen citas importantes que establecerán los ritmos de la política. Este cuatrimestre, hasta la aprobación de los presupuestos generales, será decisivo. Esperemos que nuestros políticos se salgan del guión de los mítines y trabajen con inteligencia y claridad. La sociedad que paga las consecuencias de unas u otras políticas, lo demanda.
Editorial Estrella