jueves, abril 25, 2024
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Economía: claridad, explicaciones y correcciones

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Ayer, en el editorial de ESTRELLA DIGITAL planteábamos que tanto el Gobierno como las instituciones europeas debían actuar con decisión y transparencia, dos valores clave para evitar la espiral de incertidumbre que deviene en comportamientos de los mercados como los que se están produciendo desde el lunes. Es verdad que el mayor peso de la responsabilidad en los movimientos que afectan al mercado de deuda está en el inquietante proceso electoral griego, y que la indefinición del resultado nos afecta a nosotros y a Italia, principalmente, y al futuro del euro en última instancia.

Pero ayer, también, informábamos de una relación profesional entre el número dos del Ministerio de Economía y una de las empresas auditoras en cuyas manos está la evaluación de nuestra banca. Relación profesional por supuesto extinguida y que se establecía con una de las filiales de un grupo más poderoso, pero que el ministerio en vez de desmentir abiertamente se ha preocupado de minimizar obviando el principio esencial que se ha vulnerado: el de la credibilidad.

Si nuestro sistema financiero necesita una evaluación externa es porque la crisis de Bankia ha puesto en entredicho la credibilidad de nuestras instituciones, empezando por el Banco de España, para definir fiablemente el estado real de las cuentas del sistema bancario. Así que es de puro sentido común que tanto la evaluación externa como la actitud de quienes la contratan – o como dice el Ministerio, recomienda – se presente con una pulcritud a prueba de cualquier indicio de sospecha.

La credibilidad es, pues, el tercer factor para emprender el camino de la recuperación. Transparencia, decisión y credibilidad son los pilares de la confianza, el factor x que resuelve cualquier ecuación comprometida en este confuso tiempo de crisis.

Este gobierno está tomando decisiones que requieren, para su eficacia, el respaldo institucional europeo pero, no menos, el concurso de la ciudadanía española, que no es un agente pasivo en un proceso que le resulte ajeno; todo lo contrario, los españoles necesitamos saber y conocer, comprender y respaldar los pasos que se den, más allá de diferencias políticas o ideológicas.

Y es muy inquietante que más allá de estas diferencias, la falta de confianza que asegure la credibilidad de los actos, provenga de la opacidad en la información ministerial o, lo que es aún peor, de la elección inadecuada de quienes deben actuar en la ingeniería fina que aclare el confuso magma de nuestra situación bancaria

Editorial Estrella

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