martes, abril 23, 2024
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Rajoy debe dar confianza

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El líder de la oposición, Pérez Rubalcaba, habla de la necesidad de establecer criterios y argumentos que devuelvan la confianza interna tanto como la externa. Tiene razón. Los últimos días, los últimos movimientos y las últimas declaraciones en el gobierno y sus aledaños descorazonan por su imprecisión, la confusión que introducen y por la falta de visión común que suponen.

El debate gira ahora en torno a la viabilidad de la intervención, la naturaleza de ésta y el verdadero interés que nuestro país, Alemania y Bruselas pueden tener en ella. Los datos nos demuestran que el conflicto que supone en nuestra economía la apertura de los mercados cada día sólo se resolverá con medidas definitivas, pues la prolongación de la situación actual y de la incertidumbre nos van debilitando progresivamente, con consecuencias que arrastraremos no sólo ahora, sino en un futuro cada día más hipotecado.

En nada nos ayuda el debate estéril sobre la conveniencia o no de abandonar motu propio el euro para retornar a la peseta, pues eso sí que genera inseguridad y desconfianza; más aún, en nada ayudan prestigiosos economistas que abogan por la “grosse coalition”,  con un gobierno de técnicos y políticos notables – y ellos mismos, suponemos- al modo italiano. Ni el abandono del euro ni el abandono de la legitimidad democrática de este gobierno son las soluciones a esta deriva que padecemos, más bien la agudizarían.

El gobierno debe gobernar en la dirección que marca su presidente y su estrategia de contactos internacionales. Despejar incógnitas debe estar en la base de su discurso, pero no como un bien para mejorar su comunicación –que tampoco estaría mal-, sino como una necesidad para demostrarnos a todos que estamos bien dirigidos. Los problemas políticos, las medianerías propias de los despachos del poder, y las opiniones innecesarias de quienes tienen una responsabilidad, deberían medirse con mayor control e inteligencia.

Bastante confusión ha generado ya el problema del déficit autonómico encubierto de Madrid, la imprecisa gestión de la crisis de Bankia o la falta de consenso parlamentario en torno a la segunda reforma financiera, para que además al hilo de la incertidumbre se maree innecesariamente a los ciudadanos comunes que aún estamos perplejos por la evolución de los acontecimientos que van a tanta velocidad, al menos, como sube la prima de riesgo.

Esta semana, Rajoy debe hacer algo más que propuestas a largo plazo – por muy correctas que éstas sean -; debe demostrar que si la situación no está bajo control al menos cuenta con la estrategia correcta y con un gobierno que rema en la misma dirección que él marca.

Editorial Estrella

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