jueves, abril 25, 2024
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Camps, inhabilitado para la política

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Francisco Camps, declarado no culpable en el asunto de los trajes, volvió hace unos días a las Cortes Valencianas como queriendo decir la vida le volvía a sonreír de nuevo y que su rehabilitación para la política no había hecho más que empezar. Su egocentrismo es de tamaña magnitud que su capacidad para ver la realidad es completamente ciega. Con independencia de que la causa de los trajes fuera mejor o peor llevada y de que lo que votó el jurado se pareció más a un escrutinio electoral que a la deliberación de un tribunal popular, lo cierto es que Camps está “legalmente” restituido para el ejercicio de la política si es que no siguen adelante los recursos y otras sumarios en las que anda metido el expresident.

Francisco Camps, hombre al que le daba pavor ver los resúmenes de prensa, sobre todo si le criticaban, no verá mañana una información de la agencia de calificación Standard & Poors que ha rebajado la deuda de la Generalitat Valenciana desde BBB- a BB, lo que equivale a «bono basura». Según la consultora, Valencia «tiene un perfil crediticio debilitado, con altos déficit fiscales, una alta carga de deuda y acceso limitado a la financiación externa más allá de la asistencia financiera del Reino de España».

El único responsable de que Valencia esté en esa bancarrota de la que habla la consultara S&P, es Francisco Enrique Camps Ortiz, expresident, por muchos años, de la Generalitat Valenciana. Este hombre ha arruinado la Comunitat y debería avergonzarse pisar la calle y, mucho más, acudir a los Cortes. Debería ponerse como un tomate cuando pide su rehabilitación política. Estoy convencido de que, más allá de las buenas palabras cuando se conoció su absolución, a nadie en Génova se le ocurrirá colocarlo en algún cargo de responsabilidad, cuando lo que este señor ha demostrado ha sido justamente lo contrario: infinita irresponsabilidad. Y por ello debería estar inhabilitado políticamente para el resto de su vida.

Si Camps hubiera sido socialista, el escarnio público que María Dolores de Cospedal está haciendo con José María Barreda sería un juego de niños y rozaría las plagas bíblicas. De modo que lo mejor que puede hacer Camps es callar y marcharse a su casa, no vaya a ser que, aunque inocente en el caso de los trajes, alguien le recuerde que es el hombre que ha arruinado Valencia. Y por muchos años.


Alfonso García

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